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Elizabeth Murchinson: Luchando contra un cáncer contagioso – Charla TEDGlobal 2011

Charla «Elizabeth Murchinson: Luchando contra un cáncer contagioso» de TEDGlobal 2011 en español.

¿Qué está matando al demonio de Tasmania? Un cáncer virulento está infectando a miles de ellos; y a diferencia de la mayoría de los tipos de cáncer, es contagioso. La investigadora Elizabeth Murchison nos explica cómo está luchando para salvar a Taz, y qué está aprendiendo de esta cepa inusual. Hay imágenes fuertes de cáncer facial.

  • Autor/a de la charla: Elizabeth Murchison
  • Fecha de grabación: 2011-07-14
  • Fecha de publicación: 2011-09-22
  • Duración de «Elizabeth Murchinson: Luchando contra un cáncer contagioso»: 783 segundos

 

Traducción de «Elizabeth Murchinson: Luchando contra un cáncer contagioso» en español.

Todos estamos familiarizados con el cáncer pero no todos pensamos en el cáncer como una enfermedad contagiosa.

El demonio de Tasmania nos muestra que el cáncer no es sólo una enfermedad contagiosa sino que además puede amenazar a una especie con la extinción.

Para comenzar,

¿qué es el demonio de Tasmania?

Muchos estarán familiarizados con Taz, el personaje de caricaturas, ese que gira, gira y gira.

Pero no mucha gente sabe que existe realmente un animal que se llama demonio de Tasmania, y que es el mayor marsupial carnívoro del mundo.

Un marsupial es un mamífero que tiene una bolsa, como un canguro.

El demonio de Tasmania recibe su nombre por el terrorífico grito nocturno que produce.

(Grito)
(Risas)
El demonio de Tasmania es predominantemente carroñero y utiliza sus poderosas mandíbulas y sus filosos dientes para mascar los huesos de animales muertos en descomposición.

El demonio de Tasmania se encuentra sólo en la isla de Tasmania, que es una isla pequeña situada al sur de Australia.

Y a pesar de su aspecto feroz el demonio de Tasmania es, en realidad; un animalito adorable.

De hecho, crecí en Tasmania, y siempre nos resultaba muy emocionante llegar a ver un demonio de Tasmania en estado natural.

Pero la población de demonios de Tasmania ha sido diezmada.

Y, de hecho, hay preocupación de que la especie desaparezca del estado salvaje en 20 ó 30 años.

Y la razón es la aparición de una nueva enfermedad, un cáncer contagioso.

La historia comienza en 1996 cuando un fotógrafo de vida silvestre tomó esta fotografía de un demonio de Tasmania que tenía un gran tumor en su cara.

En ese momento se pensó que era excepcional.

Los animales, igual que los humanos, son afectados, a veces, por tumores extraños.

No obstante, creemos que este es el primer avistamiento de una nueva enfermedad, que ahora es una epidemia en expansión en Tasmania.

Esta enfermedad fue vista por primera vez en el noreste de Tasmania en 1996 y se ha extendido por Tasmania como una ola gigante.

Queda sólo una pequeña porción de la población que no ha sido afectada.

Esta enfermedad aparece primero como un tumor, normalmente en la cara o dentro de la boca del demonio de Tasmania afectado.

Estos tumores inevitablemente se hacen más grandes, como éstos.

Y la próxima imagen que verán es bastante impactante.

Inevitablemente, estos tumores progresan hasta llegar a ser enormes tumores ulcerosos como este.

Éste en particular quedó grabado en mi mente porque es el primer caso de esta enfermedad que vi.

Y recuerdo el horror de ver a esta pequeña hembra con ese enorme tumor ulceroso, maloliente dentro de su boca que había quebrado el hueso de su mandíbula inferior.

No se había alimentado por días.

Sus intestinos estaban infectados de gusanos parasitarios.

Su cuerpo estaba cubierto de tumores secundarios.

Y, aún así, alimentaba a sus tres pequeñas crías en su bolsa.

Por supuesto, ellos murieron junto con la madre.

Eran demasiado pequeños para sobrevivir sin su madre.

De hecho, en el área de la que provenía, más del 90% de la población de demonios de Tasmania ha muerto por esta enfermedad.

Los científicos del mundo estaban intrigados por este cáncer, este cáncer infeccioso, que se expandía por la población de demonios de Tasmania.

Y nos centramos en el cáncer cervical en mujeres, que se extiende por un virus y en la epidemia de SIDA que se asocia a varios tipos de cáncer.

La evidencia sugería que este cáncer se expandía por un virus.

Sin embargo, ahora sabemos…

y les diré ahora mismo que sabemos que este cáncer no se expande por un virus.

De hecho, el agente de contagio de la enfermedad en este cáncer es algo más siniestro; algo que no habíamos pensado antes.

Pero para poder explicar de qué se trata necesito dedicar unos minutos a hablar del cáncer.

El cáncer es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo cada año.

Una de cada tres personas en esta sala desarrollará cáncer en algún momento de su vida.

A mí misma me extirparon un tumor del intestino grueso cuando tenía sólo 14 años.

El cáncer se produce cuando una célula de nuestro cuerpo adquiere una serie de mutaciones al azar en genes importantes que hace que la célula produzca cada vez más copias de sí misma.

Paradójicamente, una vez establecido, la selección natural favorece el continuo crecimiento del cáncer.

La selección natural es la supervivencia del más apto.

Y cuando se tiene una población de células cancerosas que se multiplican rápidamente, si una de ellas adquiere nuevas mutaciones, que les permite crecer más rápido, adquirir nutrientes más satisfactoriamente, invadir el cuerpo; serán seleccionadas por la evolución.

Es por ello que el cáncer es una enfermedad tan difícil de tratar.

Evoluciona.

Si le arrojamos una droga, las células resistentes volverán a crecer.

Un aspecto sorprendente es que, teniendo el ambiente y los nutrientes correctos, una célula de cáncer tiene el potencial de crecer indefinidamente.

Pero, el cáncer está restringido a vivir en nuestros cuerpos, y su continuo crecimiento, su expansión dentro de nuestros cuerpos y la destrucción de nuestros tejidos, lleva a la muerte del paciente de cáncer y también a la muerte del mismo cáncer.

Podemos pensar en el cáncer como una forma de vida extraña, de corta existencia y auto destructiva; un punto final en la evolución.

Y es aquí donde el cáncer del demonio de Tasmania ha adquirido una adaptación evolutiva absolutamente sorprendente.

Y la respuesta nos llegó del estudio de ADN del cáncer del demonio de Tasmania.

Este fue el trabajo de muchas personas, pero voy a explicarlo con un experimento de confirmación que realicé hace algunos años.

La próxima diapositiva es impresionante.

Este es Jonas.

Es un demonio de Tasmania que encontramos con un gran tumor en su cara.

Como genetista, siempre me interesó el ADN y las mutaciones.

Aproveché esta oportunidad para juntar algunas muestras del tumor de Jonas y también muestras de otras partes de su cuerpo.

Las llevé al laboratorio y extraje el ADN.

Y al examinar la secuencia de ADN, y comparar la secuencia del tumor de Jonas con la del resto de su cuerpo, descubrí que tenían un perfil genético completamente diferente.

De hecho, Jonas y su tumor eran tan diferentes uno de otro como Uds de la persona que tienen sentada al lado.

Esto nos indicó que el tumor de Jonas no creció de células de su propio cuerpo.

De hecho, otro perfil genético nos dijo que este tumor de Jonas probablemente había aparecido primero de las células de un demonio de Tasmania hembra…

y Jonas era claramente macho.

¿Cómo podía un tumor que había aparecido de células de otro individuo crecer en la cara de Jonas?

El siguiente avance vino de estudiar cientos de tipos de cáncer en todo el territorio de Tasmania.

Encontramos que todos estos tipos de cáncer compartían el mismo ADN.

Piensen esto por un minuto.

Esto significa que todos ellos son el mismo cáncer que apareció de un sólo individuo, que se liberó de ese primer cuerpo y se extendió por toda la población de demonios de Tasmania.

¿Pero cómo pudo un cáncer expandirse en una población?

La pieza final del rompecabezas apareció al recordar cómo se comportan los demonios en estado salvaje al encontrarse con otros.

Tienden a morderse bastante ferozmente y usualmente en la cara.

Pensamos que las células cancerosas salieron del tumor y entraron en la saliva.

Cuando el demonio muerde a otro demonio le implanta células cancerosas vivas al siguiente demonio y el tumor continúa creciendo.

Este cáncer del demonio de Tasmania es tal vez lo más avanzado en cáncer.

No está restringido a vivir dentro del cuerpo que lo generó.

Se extiende a toda la población, presenta mutaciones que le permite evadir el sistema inmunológico y es el único cáncer que, sabemos, amenaza a una especie completa con la extinción.

Y si esto ocurre en los demonios de Tasmania

¿Por qué no ha ocurrido con otros animales, o, más aún, con los humanos?

Pues bien, la respuesta es que sí ha ocurrido.

Este es Kimbo.

Es un perro que pertenece a una familia de Mombasa, Kenia.

El año pasado su dueña notó sangre en la región de sus genitales.

Lo llevó al veterinario y el veterinario descubrió algo bastante desagradable.

Si son impresionables, por favor, miren para otro lado.

Encontró ésto: un enorme tumor sangrante en la base del pene de Kimbo.

El veterinario diagnosticó que es un tumor venéreo transmisible, un cáncer transmitido sexualmente que afecta a los perros.

Y, al igual que el cáncer del demonio de Tasmania, se contagia a través de células vivas de cáncer; como el de este perro.

Pero el cáncer de este perro es bastante particular porque se disemina por todo el mundo.

Y, de hecho, estas mismas células que están afectando a Kimbo afectan a perros en la ciudad de Nueva York, en pueblos montañosos en el Himalaya y en los llanos de Australia.

Creemos también que este cáncer puede ser muy antiguo.

De hecho, los perfiles genéticos nos dicen que puede tener decenas de miles de años de antigüedad; lo que significa que este cáncer puede haber aparecido por primera vez de las células de un lobo que vivía con los neandertales.

Este cáncer es notable.

Es la forma de vida más antigua de origen mamífero conocida.

Es una reliquia viviente del pasado lejano.

Y hemos visto que puede presentarse en animales.

¿Puede el cáncer ser contagioso entre las personas?

Esta pregunta fascinaba a Chester Southam, un oncólogo de la década de 1950 que decidió poner esto a prueba inoculando personas con cáncer de otros.

Esta fotografía es del Dr.

Southam en 1957 inyectando cáncer a un voluntario, que, en este caso, era prisionero en la Penitenciaria Estatal de Ohio.

La mayoría de las personas que el Dr.

Southam inyectó no desarrollaron cáncer de las células inyectadas.

Pero un pequeño número de ellos sí lo hizo, y eran personas que ya se encontraban enfermas, cuyos sistemas inmunes estaban probablemente comprometidos.

Lo que esto nos dice, cuestiones éticas de lado, es que…


(Risas)
es extremadamente poco probable que el cáncer se transfiera entre personas.

Pero, bajo ciertas circunstancias, puede ocurrir.

Y creo que es algo que los oncólogos y epidemiólogos deberían tener presente en el futuro.

Finalmente, el cáncer es la resultante inevitable de la habilidad de nuestras células para dividirse y adaptarse a sus ambientes.

Pero esto no significa que debamos perder las esperanzas en la lucha contra el cáncer.

De hecho, creo que dado el mayor conocimiento de los complejos procesos evolucionarios que llevan al aumento del cáncer, podemos vencer al cáncer.

Mi objetivo personal es vencer al cáncer del demonio de Tasmania.

Evitemos que sea el demonio de Tasmania el primer animal en extinguirse por cáncer.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/elizabeth_murchison_fighting_a_contagious_cancer/

 

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