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La falsa nostalgia de Bruce McCall – Charla Serious Play 2008

Charla «La falsa nostalgia de Bruce McCall» de Serious Play 2008 en español.

Bruce McCall pinta un futuro que nunca tuvo lugar, lleno de coches voladores, tanques que juegan al polo y el RMS Tyrannic, «La cosa más grande de todo el mundo». En Serious Play ’08, presenta de forma animada y divertida su falsa nostalgia.

  • Autor/a de la charla: Bruce McCall
  • Fecha de grabación: 2008-05-12
  • Fecha de publicación: 2009-03-19
  • Duración de «La falsa nostalgia de Bruce McCall»: 781 segundos

 

Traducción de «La falsa nostalgia de Bruce McCall» en español.

No sé qué demonios pinto aquí.

Nací en un gueto presbiteriano escocés de Canadá y no acabé la secundaria.

No tengo teléfono móvil y pinto gouache sobre papel, que es una técnica que no ha cambiado en 600 años.

Pero hará unos tres años hice una exposición en Nueva York Y la titulé «Disparates serios».

Así que creo que soy el primero en eso; doy ejemplo.

Los llamé disparates serios porque por el lado serio uso una técnica minuciosamente realista de ilustración editorial de cuando era niño.

La copié y no la he olvidado, es el único estilo que conozco.

Y resulta bastante sobria y formal.

Al mismo tiempo, como podéis ver, recurro al disparate.

Esto es un castillo escocés en el que la gente juega al golf bajo techo, y la dificultad consistía en que la pelota rebotase en una armadura —que no aparece en la imagen.

Pertenecía a una serie titulada «Tardes locas», que se convirtió en un libro.

Este es un coche casero propulsado por cohetes.

Es un Henry J de 1953 —soy un maniático de la autenticidad— en un tranquilo vecindario de Toledo.

Esta es mi propuesta para el Museo del Cine de Los Ángeles.

Seguro que se nota que Frank Gehry y yo somos del mismo pueblo.

Mi obra es tan personal y tan extraña que tengo que inventar mi propio vocabulario para definirla.

Y trabajo mucho en lo que yo llamo retrofuturismo, que consiste en mirar atrás para ver cómo en el pasado veían el futuro.

Y nunca acertaban, siempre fallaban de formas divertidísimas en su optimismo.

El apogeo de aquello fueron los años 30, porque la Gran Depresión fue tan deprimente que todo valía para huir del presente hacia el futuro, y la tecnología nos iba a llevar consigo.

Esto es Popular Workbench.

Era una revista científica popular en aquel entonces —Tenía una colección enorme de los años 30— no era más que unos pobres que tenían que hacer gafas de sol con perchas de alambre, todo improvisado, y soñaban con esos maravillosos radiorrobots gigantes jugando al hockey sobre hielo a 500 kilómetros por hora —todo eso sucederá, será maravilloso.

El retrofuturismo automotriz es una de mis especialidades.

Era ilustrador de automóviles y escribía anuncios de coches, así que tengo mucho de lo que vengarme en ese tema.

Detroit siempre ha estado a medio camino del futuro —la mitad publicitaria— Este es el Bulgemobile del 58: tan nuevo que hace que el mañana parezca ayer.

Eso es un grupo de gente que admira el coche.

Esto es de un catálogo completo —de unas dieciocho páginas— que se publicó en National Lampoon, donde hice mis primeros pinitos.

La tecnoarqueología consiste en excavar el pasado buscando milagros que no existieron.

—normalmente por buenas razones.

El zepelín —esto es de un folleto sobre el zepelín basado, obviamente, en el Hindenburg.

Pero el zepelín fue la cosa móvil más grande hecha por el hombre.

Y transportaba a 56 personas a la velocidad de un Buick a una altura a la que se podía oir ladrar a un perro y un viaje costaba el doble que una cabina de primera en el Normandie.

Así que el Hindenburg no era…

ya sabéis, era inevitable que no durase.

Esto es una justa de autogiros en Malibú en los años 30.

El autogiro no esperó a la invención del helicóptero, pero debería haberlo hecho —no fue un gran éxito.

Es la única innovación española, tecnológicamente, del siglo 20, por cierto.

Necesitábais saberlo.

El coche volador que nunca despegó —era un sueño de posguerra.

Mi viejo solía decirme que tendríamos un coche volador.

Esto estaba dirigido al futuro de 1946, pensando en el día en que todas las familias estadounidenses los tuviesen.

«Ahí está Moscú, Shirley.

Esperemos que hablen esperanto».

La falsa nostalgia, por la que soy —no exactamente famoso, aunque trabajo mucho en ella— es la añoranza dolorosamente sentimental de tiempos que nunca fueron.

Alguien dijo una vez que la nostalgia es la única emoción humana completamente inútil —así que creo que es un caso para Serious Play.

Esto es emblemático del género —las cenas de ala, recordando aquellos días templados de verano en algún lugar de Francia en los años 20, cenando en el ala de un avión.

No se ve demasiado bien aquí pero ahí está Hemingway, leyendo algunas páginas de su nueva novela a Fitzgerald y a Ford Madox Ford hasta que la estela se lo lleve.

Esto es polo de tanques en South Hamptons.

Esto es —es más divertido reírse de los ricos descerebrados que de cualquiera.

Me dedico mucho a eso.

Y la autenticidad es una parte importante en mis disparates serios.

Creo que les aporta muchísimo.

Esos de ahí, por ejemplo, son tanques británicos Mark IV de 1916.

Tenían dos metralletas y un cañón y motores Ricardo de 90 caballos.

Iban a ocho kilómetros por hora y dentro estaban a 45 grados en la más absoluta oscuridad.

Y llevaban un canario en el interior para asegurarse de que los alemanes no usasen gas.

Una historia interesante,

¿verdad?

Estas son las Motor Ritz Towers de Manhattan en los años 30, donde uno podía subir conduciendo hasta su portal, si se atrevía.

Todo el mundo que era alguien tenía un apartamento allá.

Me las arreglé para colar un zepelín y un transatlántico por puro entusiasmo.

Y me encantan los puros —hay una valla publicitaria de puros ahí abajo.

Y la falsa nostalgia funciona también con los temas serios, como la guerra.

Esto es de aquellos maravillosos días de la Batalla de Inglaterra en 1940, cuando un Messerschmitt ME109 irrumpió en la Cámara de los Comunes y dio unas cuantas vueltas, sólo para cabrear a Churchill, que estaba por ahí abajo.

Grandes recuerdos de tiempos pasados.

La exageración hiperbólica es un modo de llevar la exageración al límite más absoluto y extremo, sólo por diversión.

Esta es una ilustración —otro folleto— del RMS Tyrannic, la cosa más grande del mundo entero.

El texto, que no se ve porque se extiende a lo largo de varias páginas, dice que los pasajeros de tercera no llegan a sus literas antes del final del viaje, y que es tan fiable que no está asegurado.

Es evidente que está basado en el Titanic.

Pero no es una protesta por la arrogancia del hombre frente a los elementos —es sólo una broma tonta de mal gusto.

Desvergonzadamente obvio es algo que creo que os despertará.

No significa nada, sólo…

De Soto descubrió el Misisipi y ese es un Desoto descubriendo el Misisipi.

Lo hice como contraportada rápida —tenía unas cuatro horas para hacer una contraportada para un número de National Lampoon, y pinté eso y pensé: «Bueno, estoy avergonzado.

Espero que nadie se de cuenta».

La gente escribió para que se reeditase aquello.

Absurdismo urbano —es lo que New Yorker realmente pide.

En esas portadas intento hacer que la vida en Nueva York parezca aún más extraña.

He hecho unas 40 y diría que 30 están basadas en ese concepto, Iba en coche por la Séptima Avenida una noche a las 3 de la madrugada, vi el vapor que salía de la calle y pensé: «

¿Qué lo origina?

» Y eso…

¿Quién sabe?

El Templo de Dendur, en el Metropolitan de Nueva York —es un lugar bastante lúgubre.

Pensé que podría animarlo un poco, divertirme un poco con ello.

Esta es una portada muy políticamente incorrecta.

Fuera de Nueva York.

No pude evitarlo y recibí un email muy desagradable de un grupo ecologista que decía: «Eso es demasiado serio y solemne para bromear.

Debería darle vergüenza, por favor, discúlpese en nuestra web».

Aún no les he hecho caso —pero tal vez lo haga.

Esta es la parte de mi cerebro que se ocupa de las palabras.


(Risas)
Me encanta la palabra «eurotrash» (eurobasura).


(Risas)
Esa es toda la eurobasura pasando por la aduana en el JFK.

Este es el mensajero ciclista de Nueva York encontrándose con el Tour de Francia.

Si uno vive en Nueva York sabe como se desplazan los mensajeros.

Pero éste lleva un tubo para planos y esas cosas —todos los llevan— y mucha gente creyó que eso quería decir que era un terrorista que iba a disparar cohetes contra el Tour de Francia —supongo que es un indicio de los tiempos que corren.

Esta es la única portada de moda que he hecho.

Es la ancianita que vivía en un zapato, de ahí esta imagen —se titulaba «El vecindario va a peor».

No tengo ni puñetera idea de moda.

Me dijeron que dibujase lo que se conoce como Mary Jane, y después estalló una pelea terrible entre el director artístico y el editor que decían ponle una tira, no, no le pongas tira, ponle una tira, no, no le pongas tira, porque tapa el logo y tiene un aspecto horrendo y no está bien y…

Al final me acobardé y lo hice por la autenticidad del zapato.

Esta es una pequeña broma —E-ZR pass (pase rápido aéreo).

Una letra es una idea.

Este es un gran chiste.

Es la audición para King Kong.


(Risas)
La gente siempre me pregunta: «

¿De dónde sacas las ideas?

¿de dónde te vienen?

«.

La verdad es que durante una horrible resaca de vino tinto, en medio de la noche, me vino como una imagen diáfana —sólo tuve que escribirla.

Estaba perfectamente claro.

No tuve que pensar en ello.

Y, cuando se publicó, una mujer encantadora, una anciana llamada Mrs.

Edgar Rosenberg —

¿os suena el nombre?

— llamó y me dijo que le había encantado.

Fue todo un detalle.

Antes se llamaba Fay Wray, así que aquello fue…

No tuve la agilidad mental para decirle: «Quédese el original».

En último lugar, esta es una portada en tres páginas, algo que nunca se había hecho y que no creo que se vuelva a hacer —páginas sucesivas al principio de la revista.

Es el ascenso del hombre usando una escalera mecánica, en tres partes.

Por desgracia, no pueden verse juntas, pero si uno se fija lo suficiente puede ver como de algún modo empiezan a moverse.


(Aplausos)
Muy elegante.

Nada como una caída como colofón de un chiste.

Eso completa mi obra.

Sólo quiero añadir un anuncio descarado: En otoño saldrá a la venta un libro infantil mío titulado «Marvel Sandwiches» (Bocadillos de maravilla).

un compendio de todo el juego serio que jamás existió y estará disponible en librerías buenas, en librerías malas, en mesas en las calles, en octubre.

Muchísimas gracias.

https://www.ted.com/talks/bruce_mccall_what_is_retro_futurism/

 

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