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Rebecca Onie: ¿Y si nuestro sistema de salud nos mantuviera sanos? – Charla TEDMED 2012

Charla «Rebecca Onie: ¿Y si nuestro sistema de salud nos mantuviera sanos?» de TEDMED 2012 en español.

Rebecca Onie hace preguntas audaces: ¿Y si las salas de espera fueran un lugar donde mejorar el cuidado de la salud diariamente? ¿Y si los doctores pudieran prescribir comida, casa y calefacción en el invierno? En TEDMED, ella describe Health Leads, una organización que hace justamente eso gracias al trabajo de voluntarios tan de élite y dedicados como un equipo deportivo universitario.

  • Autor/a de la charla: Rebecca Onie
  • Fecha de grabación: 2012-04-11
  • Fecha de publicación: 2012-06-12
  • Duración de «Rebecca Onie: ¿Y si nuestro sistema de salud nos mantuviera sanos?»: 994 segundos

 

Traducción de «Rebecca Onie: ¿Y si nuestro sistema de salud nos mantuviera sanos?» en español.

En mi primer año de universidad me inscribí en una pasantía en la unidad de vivienda del estudio “Greater Boston Legal Services”.

Me presenté el primer día lista para preparar café y sacar fotocopias, pero me tocó trabajar en equipo con este abogado tan justo e inspirado llamado Jeff Purcell quien me empujó a las primeras filas desde el primer día.

Y en el curso de nueve meses tuve la oportunidad de tener decenas de conversaciones con familias de bajos ingresos de Boston que tenían problemas relacionados con la vivienda, pero siempre tenían algún problema de salud subyacente.

Tuve un cliente que se presentó a punto de ser desalojado por no haber pagado la renta.

Pero no la había pagado, por supuesto, porque estaba pagando su medicación para el HIV y no podía costear ambas.

Tuvimos madres que llegaban porque la hija tenía asma, y se despertaba cubierta de cucarachas todas las mañanas.

Y una de nuestras estrategias de litigación era, de hecho, enviarme a los hogares de estos clientes con estas grandes botellas de vidrio.

Y yo recolectaba las cucarachas, las pegaba con silicona caliente a una cartulina que llevaríamos luego a los tribunales para nuestros casos.

Y siempre ganábamos porque los jueces estaban simplemente asqueados.

Mucho más efectivo, debo decir, que cualquier cosa que haya aprendido en mis estudios de derecho.

Pero con el correr de estos nueve meses, crecía mi frustración porque sentía que estábamos interviniendo muy tarde en las vidas de nuestros clientes; para el momento en que nos visitaban, ya estaban en crisis.

Y al final de mi primer año en la universidad, leí un artículo sobre el trabajo del Dr.

Barry Zuckerman como jefe de pediatría del Boston Medical Center (Centro Médico de Boston).

Y su primera contratación fue un abogado de servicios legales para representar a los pacientes.

Así que llamé a Barry y con su aprobación, en octubre de 1995, entré en la sala de espera de la clínica de pediatría del Centro Médico de Boston.

Nunca olvidaré esos rollos interminables de dibujos animados en la televisión.

El agotamiento de las madres que habían tomado dos, tres, a veces cuatro autobuses para traer a su hijo al doctor era simplemente palpable.

Parecía que los doctores nunca tenían tiempo suficiente para todos los pacientes, por más que lo intentaban.

Y durante seis meses, los arrinconaba en el pasillo y les hacia una pregunta sencilla, pero fundamental: “

¿Si tuvieran recursos ilimitados, qué le darían a sus pacientes?

” Y oía la misma historia una y otra vez, una historia que escuchamos cientos de veces desde entonces.

Decían: “Todos los días tenemos pacientes que llegan a la clínica; si un niño tiene una infección en el oído, prescribo antibióticos.

Pero el verdadero problema es que no hay comida en casa.

El verdadero problema es que el niño vive con otras 12 personas en un departamento de 2 dormitorios.

Y ni siquiera pregunto sobre esos temas porque no hay nada que pueda hacer.

Tengo 13 minutos con cada paciente.

Los pacientes se acumulan en la sala de espera.

No tengo idea de dónde está el comedor comunitario más cercano.

Y ni siquiera tengo ayuda”.

En esa clínica, incluso hoy, hay dos trabajadores sociales para 24.000 pacientes pediátricos y esto es mejor que en muchas otras clínicas.

Así que “Health Leads” nació de estas conversaciones, un simple modelo donde doctores y enfermeras pueden recetar comida nutritiva, calefacción en invierno y otros recursos básicos para el paciente, de la misma manera que recetan medicamentos.

Los pacientes llevan sus recetas a nuestro escritorio en la sala de espera de la clínica donde tenemos un núcleo de estudiantes universitarios defensores, bien entrenados que trabajan codo a codo con estas familias para conectarlos con el grupo de recursos comunitarios existente.

Así que empezamos con una mesa plegable en la sala de espera de la clínica, totalmente al estilo “puesto de limonada”.

Pero hoy tenemos mil estudiantes universitarios defensores que están trabajando para conectar a cerca de 9.000 pacientes y a sus familias con los recursos que necesitan para estar saludables.

Y hace 18 meses, recibí este correo electrónico que cambió mi vida.

Era del Dr.

Jack Geiger, quien había escrito para felicitarme por Health Leads y para compartir, como él dijo, un poco del contexto histórico.

En 1965, el Dr.

Geiger fundó uno de los dos primeros centros de salud comunitarios del país, en una zona terriblemente pobre del delta de Mississippi.

Y eran tantos los pacientes que llegaban presentando malnutrición que empezó a prescribirles comida.

Y ellos llevaban estas prescripciones al supermercado local que las despachaba y luego las cargaban al presupuesto de farmacia de la clínica.

Y cuando en la Oficina de Oportunidades Económicas en Washington D.C.

–que financiaba la clínica de Geiger– se enteraron de esto, se pusieron furiosos.

Y enviaron a este burócrata a decirle a Geiger que se suponía que él debía usar sus dólares para cuidados médicos, a lo que Geiger respondió de manera distinguida y lógica: “La última vez que revisé mis libros, la terapia específica para la malnutrición era comida”.


(Risas)
Así que cuando recibí este correo del Dr.

Geiger, supe que debía estar orgullosa de ser parte de esta historia.

Pero la verdad es que estaba desconsolada.

Aquí estamos, 45 años después de que Geiger prescribiera comida para sus pacientes, y hay doctores que me dicen: “En esos asuntos tenemos una política de ‘no pregunte, no diga’”.

45 años después de Geiger, Health Leads tiene que reinventar la prescripción de recursos básicos.

Así que pasé horas y horas tratando de encontrar el sentido de este extraño “Día de la Marmota”.

Si por décadas tuvimos una herramienta sencilla para mantener a los pacientes saludables, especialmente a los de bajos recursos,

¿por qué no la usamos?

Si sabemos lo que hace falta para tener un sistema de salud, en vez de un sistema de cuidado de enfermos,

¿por qué simplemente no lo hacemos?

Para mí, estas preguntas son difíciles, no porque las respuestas sean complicadas, sino porque requieren que seamos honestos con nosotros mismos.

Creo que es demasiado difícil articular nuestras aspiraciones para nuestro sistema de salud, o tan siquiera admitir que tenemos alguna.

Porque si lo hiciéramos, estas serían muy lejanas de nuestra realidad actual.

Pero eso no cambia mi convicción de que todos nosotros, en el fondo, aquí en esta sala y en todo el país, compartimos un conjunto de deseos similares.

Que si somos honestos con nosotros mismos y escuchamos en silencio, todos albergamos una aspiración fuertemente arraigada: que nuestro sistema de salud nos mantenga sanos.

Esta aspiración de que el sistema de salud nos mantenga sanos es enormemente poderosa.

Y la manera en la que pienso en esto es que el cuidado de la salud es como cualquier otro sistema.

Es solo un conjunto de decisiones que la gente toma.

¿Qué tal si decidiéramos tomar decisiones distintas?

¿Qué tal si decidiéramos tomar todas las partes del cuidado de la salud que se han ido alejando de nosotros a la deriva y nos paramos firmemente y decimos: “No.

Estas cosas son nuestras.

Serán usadas para nuestros propósitos.

Serán usadas para realizar nuestras aspiraciones”?

¿Qué tal si todo lo que necesitamos para darnos cuenta de nuestras aspiraciones sobre el sistema de salud estuviera ahí frente a nosotros esperando que lo reivindiquemos?

Así que ahí es donde empieza Health Leads.

Empezamos con el talonario de recetas, una receta es simplemente un hoja de papel, y no nos preguntamos

¿qué necesitan los pacientes para curarse?

–antibióticos, un inhalador, medicación– sino más bien

¿qué necesitan para mantenerse sanos, para no enfermarse en primer lugar?

Y optamos por usar la prescripción para ese propósito.

Así que solo a unos kilómetros de aquí en el Centro Médico Nacional de Niños, cuando los pacientes llegan al consultorio del doctor, se les hacen unas preguntas: “

¿Se le termina la comida a fin de mes?

¿Tiene una vivienda segura?

” Y cuando el doctor comienza la consulta, sabe la altura, el peso, si hay comida en casa, si la familia vive en un refugio.

Y eso no solo lleva a un mejor conjunto de decisiones clínicas, sino que el doctor puede prescribir esos recursos para el paciente, usando a Health Leads como cualquier otra subespecialidad de interconsulta.

El problema es, que una vez que le tomaste el gusto a lo que es hacer realidad tus aspiraciones en cuidado de la salud, quieres más.

Así que pensamos, si podemos conseguir que los doctores individuales prescriban estos recursos básicos para sus pacientes,

¿podríamos lograr que todo un sistema de salud cambie sus premisas?

Y lo intentamos.

Así que ahora en el “Harlem Hospital Center” cuando un paciente ingresa con un índice de masa corporal elevado, la historia clínica electrónica (HCE) automáticamente genera una prescripción para Health Leads.

Y nuestros voluntarios pueden luego trabajar con ellos para conectar a los pacientes con programas de comida saludable y de ejercicios en sus comunidades.

Creamos la premisa de que si eres un paciente en un hospital con un índice elevado de masa corporal, las cuatro paredes del consultorio del doctor probablemente no vayan a darte todo lo que necesitas para estar saludable.

Necesitas más.

Así que por un lado, esto es solo una reprogramación básica de la historia clínica electrónica.

Y por el otro, es una transformación radical de la historia clínica electrónica de un repositorio estático de información de diagnóstico a una herramienta de promoción de la salud.

En el sector privado, cuando se extrae esa clase de valor adicional de una inversión de costo fijo, se habla de una compañía de miles de millones de dólares.

Pero en mi mundo, se llama reducción de obesidad y diabetes.

Se llama cuidado de la salud: un sistema en el que los doctores puedan prescribir soluciones para mejorar la salud, no solo controlar enfermedades.

Igualmente en la sala de espera de la clínica.

Así, cada día en este país tres millones de pacientes pasan por cerca de 150.000 salas de espera de clínicas .

¿Y qué hacen cuando llegan allí?

Se sientan, observan al pez de colores de la pecera, leen ejemplares muy viejos de revistas.

Pero principalmente todos nos sentamos allí para siempre, a esperar.

¿Cómo llegamos a esto de dedicar cientos de hectáreas y miles de horas a esperar?

¿Qué tal si tuviéramos una sala de espera donde no solo nos sentamos cuando estamos enfermos, sino a donde vamos para curarnos?

Si los aeropuertos pueden convertirse en centros comerciales y los McDonald’s pueden convertirse en parques de juego, seguramente podemos reinventar la sala de espera de la clínica.

Y eso es lo que Health Leads ha tratado de hacer para recuperar ese espacio y ese tiempo y usarlo como un acceso para conectar a los pacientes con los recursos que necesitan para estar sanos.

En el noreste, el invierno es brutal, tu hijo tiene asma, acaban de desconectarte la calefacción, y por supuesto estás en la sala de espera de urgencias, porque el aire frió provocó el asma de tu hijo.

Pero,

¿qué tal si en vez de esperar por horas, con ansiedad, la sala de espera se convirtiera en el lugar donde Health Leads reconectara tu calefacción?

Y por supuesto todo esto requiere una mayor fuerza de trabajo.

Pero si somos creativos, ya tenemos eso también.

Sabemos que nuestros doctores y enfermeras e inclusive los trabajadores sociales no son suficientes, que los pocos minutos del cuidado de la salud son demasiado imperiosos.

La salud simplemente toma más tiempo.

Requiere un ejército no clínico una comunidad de trabajadores de la salud y administradores de casos y muchos otros.

¿Qué tal si una pequeña parte de ese próximo ejército del cuidado de la salud fueran los 11 millones de estudiantes universitarios de este país?

No comprometidos con responsabilidades clínicas, no dispuestos a aceptar un “no” como respuesta de esas burocracias que tienden a abrumar a los pacientes, y con una habilidad sin igual para conseguir información perfeccionada a través de años de usar Google.

Pero si son de los que no creen que un voluntario universitario pueda asumir esta clase de compromiso, tengo dos palabras para ustedes: Locura de Marzo (campeonato de la primera división de baloncesto masculino).

El jugador promedio de la primera división del NCAA (National Collegiate Athletic Association) dedica 39 horas a la semana al deporte.

Podemos pensar que es bueno o malo, pero en cualquier caso, es real.

Y Health Leads se basa en la suposición de que por mucho tiempo les hemos pedido muy poco a nuestros estudiantes universitarios cuando se trata de un verdadero impacto en comunidades vulnerables.

Los equipos deportivos universitarios dicen: “Te va a tomar decenas de horas en algún campo más allá del campus a una hora inapropiada de la mañana y mediremos tu desempeño y el de tu equipo y si no estás a la altura o no vienes, te sacaremos del equipo.

Pero haremos grandes inversiones en tu entrenamiento y desarrollo, y te daremos una extraordinaria comunidad de compañeros”.

Y la gente hace fila en la puerta solo por la oportunidad de ser parte de eso.

Así que creemos que si es lo suficientemente bueno para el equipo de rugby, también lo es para la salud y la pobreza.

Health Leads también recluta competitivamente, entrena intensamente, dirige profesionalmente, demanda tiempo significativo, construye un equipo cohesionado y mide resultados, una especie de “Teach for America” (Enseña por América) de la salud.

Ahora, en las 10 principales ciudades en Estados Unidos con el número más alto de pacientes de “Medicaid” (pacientes de bajos recursos) cada una tiene por lo menos 20.000 estudiantes universitarios.

Solo Nueva York tiene medio millón.

Y esta no es solo una especie de fuerza de trabajo de corto plazo para conectar a los pacientes con los recursos básicos, es un reservorio de liderazgo en salud de la próxima generación que ha pasado dos, tres, cuatro años en las salas de espera de las clínicas hablando con pacientes acerca de sus necesidades más básicas de salud.

Y se van con la convicción, la habilidad y la eficacia para convertir en realidad nuestras aspiraciones esenciales en cuanto al cuidado de la salud.

Y el punto es que ya hay miles de estos, ahí afuera.

Mia Lozada es jefa de residentes de Medicina Interna en el centro médico UCSF (Universidad de California, San Francisco), pero por tres años antes de graduarse fue voluntaria de Health Leads en la sala de espera de la clínica del Centro Médico de Boston.

Mia dice: “Cuando mis compañeros de clase escriben una prescripción, creen que su trabajo está terminado.

Cuando yo escribo una prescripción, pienso:

¿puede leerla la familia?

¿Tienen transporte hasta la farmacia?

¿Tienen comida para tomar con la prescripción?

¿Tienen seguro para pagar la prescripción?

Esas son las preguntas que aprendí en Health Leads, no en la universidad”.

Ahora bien, ninguna de estas soluciones: el talonario de prescripciones, la historia clínica electrónica, la sala de espera, el ejército de estudiantes universitarios, es perfecta.

Pero están allí para que las tomemos y son simples ejemplos de los vastos recursos subutilizados en el cuidado de la salud que, si los recuperamos y redistribuimos, podrían realizar nuestra más básica aspiración del cuidado de la salud.

Había estado en Legal Services cerca de 9 meses cuando esta idea de Health Leads empezó a rondar en mi cabeza.

Y supe que tenía que decirle a Jeff Purcell, mi abogado, que necesitaba irme.

Y estaba tan nerviosa porque pensaba que lo iba a decepcionar por abandonar a nuestros clientes por una idea loca.

Y me senté con él y le dije: “Jeff, tengo la idea de que podríamos movilizar estudiantes universitarios para atender las necesidades más básicas de los pacientes”.

Y seré honesta, todo lo que quería era que no se enojara conmigo.

Pero respondió: “Rebecca, cuando tienes una visión, tienes la obligación de realizar esa visión.

Debes perseguir esa visión”.

Y tengo que decir que yo estaba como “¡Uy! Es mucha presión”.

Yo solo quería su aprobación, no una especie de mandato.

Pero la verdad es que he pasado cada minuto desde entonces persiguiendo esa visión.

Creo que todos tenemos una visión para el sistema de salud en este país.

Creo que al final del día, cuando evaluemos nuestro sistema de salud no va a ser por las enfermedades curadas, sino por las enfermedades prevenidas.

No por la excelencia de nuestras tecnologías o la sofisticación de nuestros especialistas, sino por lo poco que los necesitemos.

Y principalmente, creo que cuando evaluemos el sistema de salud será, no por lo que el sistema era, sino por lo que nosotros queramos que sea.

Gracias.


(Aplausos)
Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/rebecca_onie_what_if_our_health_care_system_kept_us_healthy/

 

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