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Steven Pinker sobre el mito de la violencia – Charla TED2007

Charla «Steven Pinker sobre el mito de la violencia» de TED2007 en español.

Steven Pinker traza la disminución de la violencia desde tiempos bíblicos hasta el presente, y argumenta que aunque pareciera ilógico e incluso inmoral dada la situación en Iraq y Darfur, estamos viviendo en la época más pacífica de la existencia de nuestra especie.

  • Autor/a de la charla: Steven Pinker
  • Fecha de grabación: 2007-03-03
  • Fecha de publicación: 2007-09-10
  • Duración de «Steven Pinker sobre el mito de la violencia»: 1155 segundos

 

Traducción de «Steven Pinker sobre el mito de la violencia» en español.

Imágenes como esta del campo de concentración en Auschwitz quedaron grabadas en nuestra consciencia durante el siglo XX y nos han dado un nuevo entendimiento de quiénes somos de donde venimos y de la época en que vivimos.

Durante el siglo XX atestiguamos las atrocidades de Stalin, Hitler, Mao, Pol Pot, Rwanda y otros genocidios y a pesar de que el siglo XXI sólo tiene siete años de edad ya hemos presenciado un genocidio en curso en Darfur y los horrores cotidianos en Iraq.

Esto nos condujo a una concepción común de nuestra situación que es que la modernidad nos ha traído una violencia terrible y que quizás los pueblos nativos vivían una armonía de la que nos hemos apartado poniéndonos en peligro.

Este es un ejemplo de un artículo sobre el Día de Gracias en el Boston Globe de hace dos años donde el autor escribió: «La vida indígena era difícil, pero no existían problemas de empleo la armonía en la comunidad era fuerte, el abuso de sustancias era desconocido, el crimen casi inexistente; las guerras entre tribus eran en gran parte ritualistas y rara vez resultaba en una indiscriminada y completa masacre».

Todos conocen este sentimentalismo.

Lo enseñamos a nuestros hijos, lo oímos en la televisión y en libros de historias.

El título original de esta sesión era: «Todo lo que sabes está equivocado» y presentaré evidencia de que específicamente esta noción común está equivocada: que nuestros ancestros eran mucho más violentos que nosotros que la violencia ha ido declinando en amplios períodos de tiempo y que hoy quizás vivimos en la era mas pacífica de la existencia de la especie.

de la existencia de nuestra especie.

Ahora, en la década de Darfur y de Iraq una afirmación como esa podría calificarse entre alucinatoria y obscena.

Pero voy a intentar convencerlos de que este panorama es correcto.

El declive de la violencia es un fenómeno fractal.

Pueden verlo a lo largo de milenios de siglos, a lo largo de décadas y de años aunque parece haber habido un punto de inflexión al inicio de la Edad de la Razón en el siglo XVI.

Se puede ver por todo el mundo aunque no de manera homogénea.

Es muy evidente en Occidente empezando con Inglaterra y Holanda alrededor de la era de la Ilustración.

Permítanme llevarlos a un viaje en varias potencias de 10 de la escala por milenios a la escala por años para tratar de persuadirlos.

Hasta hace 10,000 años todos los humanos vivieron como cazadores-recolectores, sin asentamientos y sin gobierno.

A este estado comúnmente se le ha pensado como uno de armonía fundamental.

Pero el arqueólogo Lawrence Keeley, observando la tasa de decesos en los cazadores-recolectores actuales; eso constituye la mejor fuente de evidencia sobre esta forma de vida, muestran una conclusión diferente.

Esta es una gráfica que el construyó mostrando el porcentaje de muertes en varones debido a la guerra en un número de sociedades forrajeras o cazadoras y recolectoras.

Las barras rojas corresponden a la probabilidad de que un hombre muera a manos de otro hombre, en comparación a fallecer por causas naturales en varias sociedades forrajeras de las Tierras Altas de Nueva Guinea y del bosque tropical del Amazonas.

Varían entre una tasa de casi el 60% de probabilidad de que un hombre muera a manos de otro hombre.

En el caso de los Gebusi sólo un 15% de probabilidad.

La barrita azul en la esquina inferior izquierda señala la estadística correspondiente a los Estados Unidos y Europa en el siglo XX e incluye todas las muertes a causa de ambas Guerras Mundiales.

Si la tasa de mortalidad por las guerras tribales hubiese continuado en el siglo XX, habrían sido 2 mil millones los muertos, no 100.

También a la escala por milenio podemos ver la forma de vida de civilizaciones tempranas como las descritas en la Biblia.

Y en esta supuesta fuente de nuestros valores morales uno puede leer descripciones de lo que se esperaba en la guerra tal como en el siguiente pasaje bíblico en Números 31.

«Y pelearon contra Madián como Jehová lo ordenó á Moisés y mataron a todos los varones.

Y Moisés les dijo:

¿Habéis reservado a todas las mujeres?

Matad ahora todos los varones entre los niños y matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente.

Y todas las niñas entre las mujeres que no hayan conocido ayuntamiento de varón os reservaréis vivas.» En otras palabras mata a los hombres, mata a los niños, si encuentras a unas vírgenes puedes mantenerlas vivas para que puedas violarlas.

Pueden encontrar 4 ó 5 pasajes en la Biblia de esta índole.

También en la Biblia uno ve que la pena de muerte era el castigo aceptado para crímenes tales como la homosexualidad adulterio, blasfemia, idolatría, responderle a sus padres
(Risas)
y recoger leña en el Sabbath.

Bien, ajustemos los lentes de acercamiento un orden de magnitud y veamos a una escala de siglos.

Aunque no tenemos estadísticas para la guerra durante la Edad Media hasta la era moderna sólo a partir de la historia convencional sabemos – la evidencia ha estado siempre bajo nuestras narices – que ha habido una reducción en las formas de violencia socialmente aceptadas.

Por ejemplo, toda historia social revelará que la mutilación y la tortura eran formas de castigo rutinarias.

El tipo de infracción que hoy pagarías con una multa, en aquellos días resultaba en que tu lengua o tus orejas fueran cortadas, tus ojos cegados la amputación de una mano y así sucesivamente.

Existieron numerosas formas ingeniosas sádicas para la pena de muerte: ser quemado en la hoguera, desentrañamiento, la rueda desmembramiento mediante el uso de caballos y demás.

La pena de muerte era una sanción para una lista de crímenes no violentos: criticar al rey, robar una hogaza de pan.

El esclavismo, por supuesto, era el método preferido para salvarse de trabajar y la crueldad era una forma popular de entretenimiento.

Quizás el ejemplo más vívido fue la quema de gatos en la cual un gato era alzado en un escenario y bajado en cabestrillo a un fuego y los espectadores se morían de la risa mientras el gato, aullando de dolor era quemado a muerte.

¿Qué ocurría en asesinatos uno a uno?

Bien, hay buenas estadísticas porque muchos municipios registraron la causa de muerte.

El criminólogo Manuel Eisner rastreó en todos los registros históricos a lo largo de Europa la tasa de homicidios en cada aldea, caserío, pueblo y condado que pudo encontrar y los complementó con datos de cuando las naciones comenzaron a llevar estadísticas.

Lo graficó en una escala logarítmica yendo de 100 muertes por cada 100 mil personas por año, que era aproximadamente la tasa de homicidios en la Edad Media.

Y las cifras se desploman a menos de un homicidio por cada 100 mil personas por año en 7 u 8 países europeos.

Entonces hay un ligero incremento en los sesenta.

Las personas que dijeron que el rock llevaría a la declinación de los valores morales tenían algo de cierto.

Pero hubo una disminución de al menos dos órdenes de magnitud en homicidios desde la Edad Media al presente y el punto de inflexión ocurrió a principios del siglo XVI.

Pasemos a la escala por décadas.

De acuerdo con organizaciones no gubernamentales que mantienen esas estadísticas, desde 1945 en Europa y América ha habido un agudo descenso de las guerras entre estados en disturbios mortales, masacres étnicas y en golpes militares incluso en Sudamérica.

A nivel mundial ha habido un agudo descenso por muertes en guerras entre estados.

Barras amarillas indican el número de muertes por guerra por año desde 1950 al presente.

Y como pueden ver, la tasa de mortandad desciende de 65 mil muertes por conflicto por año en los cincuenta, a menos de 2 mil decesos por conflicto por año en esta década, tan horrenda como lo es.

Incluso en la escala por años se puede ver un descenso de la violencia.

Desde finales de la Guerra Fría han habido menos guerras civiles menos genocidios; una reducción del 90% desde la Segunda Guerra Mundial una inversión del número de homicidios y crímenes violentos de los sesenta.

Esto es de las Estadísticas Uniformes de Crímenes del FBI.

Pueden ver que la tasa de violencia es relativamente baja en los cincuenta y sesenta y después remonta por varias décadas y comienza un abrupto declive, comenzando en los noventa, hasta regresar casi al nivel que fue alcanzado por última vez en 1960.

Presidente Clinton, si se encuentra aquí, gracias.


(Risas)
La pregunta es:

¿Por qué tantas personas están tan equivocadas acerca de algo tan importante?

Creo que hay varias razones.

Una de ellas es que hay mejores reportajes: La Associated Press es mejor cronista de las guerras sobre la faz de la Tierra que lo fueron los monjes del siglo XVI.

Hay una ilusión: Los psicólogos cognitivos sabemos que mientras más fácil sea recordar instancias específicas acerca de algo más alta será la probabilidad que te adhieras a ello.

Las notas que leemos en el diario con imágenes sangrientas se graban en la memoria más que al escuchar sobre todavía más personas muriendo en cama por su edad.

Hay dinámicas en los mercados de opinión y militancia: nadie jamás ha atraído observadores, militantes o donantes diciendo: «Las cosas parecen ir mejorando cada vez más».


(Risas)
Hay culpabilidad por nuestro trato a los pueblos indígenas en la vida intelectual moderna y una falta de voluntad para reconocer que pudiesen haber algunas cosas buenas en la cultura occidental.

Y por supuesto nuestro cambio de estándares puede superar al cambio en comportamiento.

Una razón por la que bajó la violencia es que las personas se cansaron de la carnicería y crueldad de la época.

Ese es un proceso que pareciera continuar pero si los estándares vigentes superan al comportamiento las cosas siempre se verán más brutales que lo que hubieran sido de acuerdo con estándares históricos.

Hoy nos indignamos con razón cuando pocos asesinos son ejecutados por inyección letal en Texas después de 15 años de apelaciones.

No consideramos que hace un par de siglos quizá hubieran sido quemados en la hoguera por criticar al rey después de un juicio que duraba 10 minutos y de hecho, que eso se habría sido repetido una y otra vez.

Hoy vemos a la pena capital como evidencia de lo bajo que puede caer nuestro comportamiento en vez de lo alto que nuestros estándares se han elevado.

Bueno,

¿por qué ha declinado la violencia?

Nadie sabe realmente pero he leído cuatro explicaciones, todas ellas creo, tienen cierto nivel de plausibilidad.

La primera es: Quizás Thomas Hobbes tenía razón.

Él fue quien dijo que la vida en estado natural era: «solitaria, pobre, sucia, brutal y breve».

Argumentó, no porque los humanos tengan una primitiva sed de sangre o un instinto agresivo o un imperativo territorial sino por causa de la lógica de la anarquía.

En un estado de anarquía hay una tentación constante de invadir preventivamente a tus vecinos antes de que ellos te invadan a tí.

Recientemente Thomas Schelling da la analogía del dueño de una casa que escucha un crujido en el sótano.

Siendo buen estadounidense, tiene una pistola en su mesa de noche, saca la pistola y baja las escaleras.

Y ve nada menos que a un ladrón con una pistola en la mano.

Ambos están pensando: «En realidad no quiero matarlo, pero él está a punto de matarme.

Quizás debería dispararle antes de que él lo haga especialmente dado que, aún si él no quiere matarme quizá ahora está preocupándose de que yo pudiese matarlo antes de él me mate.» Y así sucesivamente.

Los pueblos cazadores y recolectores piensan de esta manera y con frecuencia atacan a sus vecinos por miedo a ser atacados primero.

Ahora, una forma de lidiar con este problema es la disuasión: no atacas primero, pero tienes anunciada públicamente una política de que tomarás represalias salvajemente si eres invadido.

El detalle es que esta política tiene la propensión a que se descubra el engaño por lo que sólo funciona si es creíble.

Para hacerla creíble debes vengar todo insulto y arreglar todas las cuentas, lo que lleva a ciclos de sangrientas vendetas.

La vida se vuelve un episodio de Los Soprano.

La solución de Hobbes el Leviatán, fue que si la autoridad para el uso legítimo de la violencia era conferido a una única agencia democrática, un leviatán entonces tal estado podía reducir la tentación de atacar porque cualquier tipo de agresión sería castigado dejando su utilidad en cero.

Eso eliminaría la tentación a invadir preventivamente por temor a ser atacado primero.

Y elimina la necesidad de un detonador de represalias para que tu amenaza disuasoria sea creíble.

Y por lo tanto, llevaría a un estado de paz.

Eisner, el hombre que graficó las tasas de homicidios que no vieron en la diapositiva anterior argumentó que el momento del declive de los homicidios en Europa coincidió con el surgimiento de los estados centralizados.

Eso apoya un poco a la teoría del leviatán.

También la apoya el hecho de que hoy vemos estallidos de violencia en zonas con anarquía: en estados fallidos, imperios colapsados regiones fronterizas, mafias, bandas callejeras y demás.

La segunda explicación es que en muchas épocas y lugares hay un sentimiento generalizado de que la vida vale poco.

En la antigüedad cuando el sufrimiento y la muerte temprana era común vivirlos en carne propia, uno tenía menos remordimientos al inflingirlos a otros.

Y conforme la tecnología y la eficiencia económica hacen la vida más larga y agradable, uno le da mayor valor a la vida en general.

Este fue un argumento del politólogo James Payne.

Una tercera explicación apela al concepto de «un juego de suma no-cero» y fue delineado en el libro Nadie Pierde del periodista Robert Wright.

Wright señala que en determinadas circunstancias la cooperación, incluyendo la no-violencia, puede beneficiar a ambas partes en una interacción, tal como las ganancias del comercio entre dos partes.

sus excedentes y ambas salen ganando, o cuando dos bandos deponen sus armas y comparten el llamado «dividendo de paz» que resulta en que ambos no tendrán que estar peleando todo el tiempo.

Wright argumenta que la tecnología ha incrementado el número de juegos de suma positiva en que los humanos tienden a meterse al permitir el comercio de bienes, servicios e ideas a grandes distancias o entre grupos más grandes de personas.

El resultado es que las otras personas se vuelven más valiosas vivas que muertas y la violencia disminuye por razones egoístas.

Como Wright lo expresó «Entre las muchas razones por las que creo que no debemos bombardear a los japoneses es que ellos construyeron mi minivan.»
(Risas)
La cuarta explicación fue capturada en el título de un libro llamado The Expanding Circle, por el filósofo Peter Singer quien argumenta que la evolución legó a los humanos un sentido de empatía: la capacidad de tratar los intereses de otros comparándolos con los propios.

Desafortunadamente, siempre lo aplicamos solo a un estrecho círculo de amigos y familiares.

Las personas fuera del círculo son tratadas como infrahumanas y pueden ser explotadas con impunidad.

Pero en la historia el círculo se ha expandido.

Se puede ver como un registro histórico expandirse a partir de la aldea, al clan, a la tribu a la nación, a otras razas, a ambos sexos y, de acuerdo al mismo Singer, algo que deberíamos ampliar a otras especies vivas.

La pregunta es si esto ha ocurrido,

¿qué ha impulsado tal expansión?

Y existe un número de posibilidades.

Círculos incrementales de reciprocidad en el sentido que propone Robert Wright.

La lógica de la regla de oro: entre más pienses acerca de e interactúes con otras personas, más te darás cuenta de que es insostenible privilegiar tus intereses sobre los de ellas al menos no si quieres que ellas te escuchen.

No puedes decir que mis intereses son especiales comparados con los tuyos tanto como tampoco puedes decir que el punto en particular en el que estoy parado es un lugar único en el universo porque ocurre que estoy parado en él en ese preciso minuto.

También podría estar impulsada por el cosmopolitismo: por historias, periodismo, memorias, ficción realista, viajes y alfabetismo, los cuales te permiten proyectarte en las vidas de personas que anteriormente habías tratado como infrahumanos y también darte cuenta de la contingencia accidental de tu situación en la vida; la sensación de que: «me podría haber pasado a mí».

Cualesquiera que sean sus causas, la disminución de la violencia tiene profundas implicaciones.

Debería preguntarnos no sólo

¿por qué hay guerra?

Sino también,

¿por qué hay paz?

.

No sólo

¿qué estamos haciendo mal?

Sino,

¿qué hemos estado haciendo bien?

» Porque hemos estado haciendo algo bien y de seguro sería bueno averiguar qué es.

Muchas gracias.


(Aplausos)
Chris Anderson: Me encantó esa charla.

Creo que muchos en esta sala dirían que esa expansión de…

lo que estabas diciendo de la que Peter Singer habla, es impulsada sólo por la tecnología por la mayor visibilidad del otro, y el sentimiento de que el mundo por tanto se vuelve más pequeño.

Es decir,

¿será cierto?

Steven Pinker: Mucha.

Coincidiría tanto con la teoría de Wright que nos permite disfrutar de los beneficios de la cooperación en círculos cada vez más grandes.

Pero también, creo que nos ayuda a imaginar lo que sería ser alguien más.

Pienso que cuando lees esas horribles torturas que fueron comunes en la Edad Media piensas cómo fue posible que las hicieran.

¿Cómo no pudieron sentir empatía con la persona que estaban desentrañando?

Pero claramente en lo que a ellos se refería, este era un ser extraño que no tenía sentimientos similares a los suyos.

Cualquier cosa, creo que nos haga más sencillo imaginar intercambiando lugares con alguien más significa que incrementa tu consideración moral hacia esa otra persona.

CA: Bien.

Me encantaría que dueños de medios de difusión escucharan esto en algún momento el año próximo.

Creo que es muy importante.

Muchas gracias.

SP: Un placer.

https://www.ted.com/talks/steven_pinker_the_surprising_decline_in_violence/

 

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