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Buitres: Los héroes del ecosistema que eliminan plagas – Charla TED-Ed

Charla «Buitres: Los héroes del ecosistema que eliminan plagas» de TED-Ed en español.

Ver la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/vultures-the-acid-puking-plague-busting-heroes-of-the-ecosystem-kenny-coogan

En las praderas de África, una gacela enferma de tuberculosis da su último respiro. Su cadáver representa una amenaza pues podría infectar el lago que se encuentra cerca. Pero para los buitres el cuerpo no es un problema sino un festín. Equipados con un estómago de acero, los buitres son esenciales en la eliminación de patógenos peligrosos de los ecosistemas. Kenny Coogan nos explica la importancia de estos limpiadores del desierto.

Lección de Kenny Coogan, dirigda por Katarina Jukić.

  • Autor/a de la charla: Kenny Coogan
  • Fecha de grabación: 2020-02-24
  • Fecha de publicación: 2020-02-24
  • Duración de «Buitres: Los héroes del ecosistema que eliminan plagas»: 285 segundos

 

Traducción de «Buitres: Los héroes del ecosistema que eliminan plagas» en español.

En las praderas de Mauritania, una gacela enferma de tuberculosis da su último respiro y cae cerca de un pequeño lago.

Su cadáver representa una amenaza pues podría infectar el agua.

Pero para los limpiadores del desierto, el cuerpo no es un problema sino un festín.

Con unos 10 kg y una extensión de alas de 3 metros, el buitre torgo es el rey indiscutido del cadáver.

El poderoso pico y el fuerte cuello de esta ave pueden desgarrar fácilmente cuero duro y tejido muscular, haciendo aperturas para que otros buitres más débiles puedan comer.

Esta monumental batalla es muy peligrosa para el pequeño buitre egipcio.

Con una apertura de alas de apenas 180 cm, este buitre migró a África desde su nativa Portugal, valiéndose de las corrientes térmicas ascendentes para volar por horas.

Pero al llegar, se encontró casi al final de la jerarquía.

Por suerte, lo que le falta de tamaño le sobra de inteligencia.

A una breve distancia, puede divisar un indefenso nido de avestruz, lleno de grandes e impenetrables huevos.

Con ayuda de una roca, rompe uno para alimentarse, aunque regresará a la gacela una vez que las aves más grandes se hayan ido.

Muy por encima de toda la conmoción se encuentran los buitres moteados.

Estas aves vuelan más alto que todas las demás: sobrevuelan a altitudes de más de 11 000 metros.

Desde esta altura, no pueden divisar cadáveres, pero al observar a los demás buitres, saben dónde ir a alimentarse.

Su cabeza sin plumas lo ayuda a regular el repentino aumento de temperatura al descender y a mantenerse limpio al desgarrar el cadáver en descomposición de la gacela.

Toda la carne del cadáver es consumida en horas, mucho antes de que la descomposición infecte el agua.

Y la tuberculosis no es amenaza para los buitres.

Estas aves han desarrollado el pH gástrico más bajo del reino animal, lo que les permite digerir carroña y desechos sin enfermarse.

De hecho, especies como el buitre quebrantahuesos de las montañas tienen un estómago tan ácido, que son capaces de digerir la mayoría de los huesos en 24 horas.

Esta adaptación ayuda a los buitres más pequeños a complementar su dieta con estiércol, en tanto los buitres más grandes pueden consumir cadáveres de hasta tres días.

Su estómago ácido también lo protege de otros animales: su vómito rancio ahuyenta a casi todos los predadores.

Este estómago de acero es esencial para eliminar patógenos como el cólera, el ántrax y la rabia del ecosistema de África.

Si bien los buitres pueden digerir desechos naturales, los químicos fabricados por el hombre son otro asunto.

El diclofenaco, un fármaco común usado en el ganado de la India, es mortal para los buitres.

Dado que las creencias religiosas locales prohíben consumir carne de res, las aves carroñeras suelen consumir el cadáver de las vacas.

Desde la década de 1990, el fármaco — sumado a las amenazas de los postes eléctricos y la pérdida del hábitat — ha contribuido a una diminución de la población regional de buitres del 95 %.

En África, los cazadores envenenan los cadáveres a propósito para evitar que la presencia de las aves indique a las autoridades su ubicación.

Un cadáver envenenado puede matar a más de 500 buitres.

Hoy día, más del 50 % de todas las especies de buitres están en peligro.

En regiones donde los buitres se han extinguido, los cadáveres tardan tres veces más en descomponerse.

Estos restos contaminan el agua bebible, en tanto los perros salvajes y las ratas transportan las enfermedades a comunidades humanas.

La crisis de los buitres en Asia y África dio lugar a una epidemia de rabia en la India, donde unas 20 000 personas mueren cada año por infecciones.

Por suerte, algunas comunidades se han dado cuenta de la importancia de los buitres.

Los conservacionistas han conseguido prohibir los fármacos como el diclofenaco, y los investigadores trabajan para poder repoblar las comunidades de buitres a través de programas de crianza.

En algunas regiones hasta se han abierto restaurantes donde los agricultores dejan a los buitres los restos del ganado libre de fármacos.

Con nuestra ayuda, los buitres podrán continuar con su función en la conservación de nuestro planeta: transformar la muerte y la descomposición en vida.

https://www.ted.com/talks/kenny_coogan_vultures_the_acid_puking_plague_busting_heroes_of_the_ecosystem/

 

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