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Dan Phillips construye casas originales reciclando materiales – Charla TEDxHouston

Charla «Dan Phillips construye casas originales reciclando materiales» de TEDxHouston en español.

En esta divertida y perspicaz conferencia de TEDxHouston, el constructor Dan Phillips nos muestra algunos de los hogares que ha edificado en Texas con materiales reciclados y con un gran ingenio. Estos brillantes y sencillos diseños te ayudarán a refrescar tus propios impulsos creativos.

  • Autor/a de la charla: Dan Phillips
  • Fecha de grabación: 2010-10-12
  • Fecha de publicación: 2010-11-25
  • Duración de «Dan Phillips construye casas originales reciclando materiales»: 1077 segundos

 

Traducción de «Dan Phillips construye casas originales reciclando materiales» en español.


(Aplausos)
Muchas gracias.

Aquí tengo algunas fotos.

Les contaré un poco sobre cómo soy capaz de hacer lo que hago.

Todas estas casas están hechas de un 70% u 80% de materiales reciclados que iban a ser quemados, desechados o hechos virutas.

No servían para nada.

Ésta es la primera que construí.

Esta puerta doble tiene un montante de tres luces que iba para el vertedero.

Tiene un pequeño torreón y esos botones de ahí en las ménsulas, los que están justo ahí, son nueces de nogal.

Y estos de aquí son huevos de pollo.

Por supuesto primero desayunas y luego los rellenas con masilla, los pintas y los cierras, y consigues un botón arquitectónico en un momento.

Ahore miren el interior.

Pueden ver el montante de tres luces encima de las ventanas de medio punto que son ya una antigüedad en arquitectura, y que iba para el vertedero.

El juego de cerrojos puede valer unos 200$.

También rescaté todo lo de la cocina: una hornilla O’Keefe & Merritt de 1952, por si te gusta cocinar, es buenísimo.

Por ahí se llega al pequeño torreón.

Esa escalera me costó 20$ con gastos de transporte incluidos.


(Risas)
Si observamos el interior del torreón, vemos bultos, curvas, salientes y muchas irregularidades.

Bueno, si no puedes soportarlo, no deberías vivir en esa casa.


(Risas)
Esto es una trampilla para la ropa sucia y eso una horma para zapatos.

Y esas, piezas de hierro fundido de las que hay en los anticuarios.

Compré una de esas y fabriqué un pequeño artilugio.

Si pisas la horma de zapato, se abre la trampilla y puedes tirar la ropa sucia.

Y si eres listo, caerá en una cesta justo encima de la lavadora.

Si no lo eres, caerá en el retrete.


(Risas)
Eso es una bañera hecha por mí con piezas de 2,5 por 10 cm.

Empecé con una carcasa y fui pegando las piezas y colocándolas en la superficie, por capas y volteadas hasta terminar por esta parte.

Es una bañera para dos.

No es sólo una cuestión de higiene, sino que ofrece la oportunidad de recrearse.


(Risas)
Y este grifo de aquí es una pieza de naranjo de Osage.

Es un poco fálica, pero bueno, es un cuarto de baño.


(Risas)
Esta casa está inspirada en una lata de cerveza Budweiser.

No se parece a una lata de cerveza, pero la inspiración en el diseño es inconfundible El diseño en forma de lúpulos de cebada llega hasta los aleros y la moldura dentada se inspira en el rojo, blanco, azul y plateado de la lata.

Estas ménsulas que suben hasta los aleros son parecidas al diseño de la lata.

Lo puse en una fotocopiadora y lo aumenté hasta el tamaño deseado.

En la lata dice: «Esta es la conocida cerveza Budweiser, la incomparable, bla bla bla».

Lo cambiamos y pusimos: «Esta es la conocida casa Budweiser…

…la incomparable…» etc, etc.

Esto es un cerrojo de seguridad.

Es un seguro de un torno de 1930, una máquina muy potente para trabajar madera.

Me dieron el seguro, pero no me dieron el torno, así que hicimos un cerrojo.

Os aseguro que eso puede parar a un elefante.

Y de hecho, todavía no hemos tenido problemas con ningún elefante.


(Risas)
La ducha simula un vaso de cerveza.

Tenemos burbujas subiendo y azulejos con grumos para la espuma arriba.

¿Dónde se compran los azulejos con grumos?

Obviamente, no hay.

Pero consigo muchos inodoros, se destrozan a martillazos, y se obtienen los azulejos con grumos.

Y este grifo de aquí es un tirador de cerveza.


(Risas)
Luego esta vidriera, es la misma vidriera que tienen en la puerta de entrada todas las familias de clase media de EEUU.

Estamos cansados de ella.

Ya es como un cliché.

Si la pones en la puerta delantera, te cargas el diseño.

Así que no la pongas en esa puerta, ponla en otro sitio.

Es una vidriera bonita, pero si la pones en la puerta delantera, te dirán: «Oh, estás intentando imitar a otros y no lo consigues».

Así que no la pongas ahí.

Éste es el cuarto de baño de arriba.

Esta misma lámpara está en todos los vestíbulos de clase media de EEUU.

No lo pongas en el vestíbulo, ponla en la ducha, o en el armario, pero no en el vestíbulo.

Alguien me regaló un bidé, así que puse un bidé.


(Risas)
Y en esta pequeña casa de aquí, esas ramas están hechas de madera de arco o naranjo de Osage.

Y esas fotos seguirán pasando mientras yo hablo un poco.

Para hacer lo que yo hago, primero hay que comprender qué produce los desechos en la construcción.

Nuestras viviendas se han convertido en mercancía, y de eso hablaré después.

La primera razón se encuentra probablemente en nuestro ADN.

Los seres humanos necesitan mantener la regularidad para poder apercibir el conjunto.

¿Qué significa esto?

Significa que cada percepción que recibimos necesita cuadrar con la anterior, o perderemos la continuidad y nos desorientaremos un poco.

Por ejemplo, les puedo mostrar algo que nunca han visto.

¡Ah!, es un teléfono móvil.

Sin embargo, este no lo han visto nunca.

Lo que están haciendo es analizar sus rasgos estructurales y después buscar en su banco de datos.

Brrrrrr: teléfono móvil.

¡Ah!, es un teléfono móvil.

Si me como un trozo, dirían: «Un momento…

…eso no es un móvil».

Es uno de esos móviles nuevos de chocolate».


(Risas)
Y tendrían que crear una nueva categoría entre los móviles y el chocolate.

Así es como procesamos la información.

Trasladémoslo a la industria de la construcción.

Si tenemos una ventana con cristales y un cristal está roto, decimos: «Dios mío, está roto.

Vamos a quitarlo…

vamos a tirarlo para que nadie lo coja y ponemos uno nuevo».

Porque eso es lo que se hace con un cristal roto.

Da igual que no nos afecte en nada, simplemente estropea el patrón y la unidad de las características estructurales.

Sin embargo, si cogiéramos un martillo y agrietáramos todos los demás cristales, entonces tendríamos un patrón.

Para la psicología Gestalt el reconocimiento del patrón en su conjunto es más importante que el reconocimiento de sus partes.

«Oh, qué bonito».

Utilizo esa idea todos los días.

Las repeticiones crean motivos.

Si tengo cien de éstos y cien de aquéllos, da igual lo que sean éstos y aquéllos.

Si puedo utilizar algo repetidamente, puedo crear un patrón; utilizando desde nueces, huevos o trozos de vidrio, hasta ramas.

Da igual.

Eso genera muchos desechos en la industria de la construcción.

En segundo lugar, Nietzsche escribió un libro en 1885 titulado «El nacimiento de la tragedia».

Y en él decía que las culturas tienden a oscilar entre dos perspectivas diferentes.

Por un lado, la perspectiva apolínea, concisa, premeditada, intelectualizada, y perfecta.

Por otro lado, tenemos la perspectiva dionisíaca, dada a las pasiones y a la intuición, tolerante con la textura orgánica y el gesto humano.

La personalidad apolínea cuelga las fotos de la siguiente manera: saca un teodolito, un nivel láser y un micrómetro…

«Así, cariño.

Sólo un nanómetro a la izquierda.

Ahí es donde debe estar la foto.

Perfecto».

Medida con una plomada, nivelada y centrada.

La personalidad dionisíaca toma la foto y hace…


(Risas)
Ésa es la diferencia.

Yo muestro la imperfección.

Yo muestro un proceso orgánico, como el imparcial y práctico John Dewey.

La mentalidad apolínea crea toneladas de desechos.

Si algo no es perfecto, si no cuadra con el modelo planeado, a la basura.

«Uy, no sirve, a la basura».

«Uy, esto o aquello.

Al vertedero.

Todo a la basura».

Lo tercero podría decirse que es…

La Revolución Industrial empezó con el Renacimiento, con el desarrollo del humanismo, luego arrancaron con la Revolución Francesa.

A mediados del XIX, estaba en su máximo apogeo, y teníamos miles de aparatitos y cacharritos, artilugios y artefactos que podían hacer todo lo que hasta ese momento había que hacer a mano.

Así llegamos a la estandarización de los materiales.

Los árboles no crecen en bloques de 5 cm x 10 cm, 2, 4 y 8 metros de alto.

Producimos toneladas de desperdicios.

Y lo están haciendo muy bien en los bosques, gestionando los derivados de la industria con los OSB y la madera prensada y todo lo demás.

Pero da igual que seamos responsables cuando producimos madera en el bosque si los consumidores la están desperdiciando cuando consumen.

Y eso es lo que está pasando.

Si algo no es estándar: «Uy, que está combado, al contenedor».

Si compras una tabla de madera y no está recta, puedes devolverla.

«Lo siento, señor.

Le daremos una que esté recta».

Bueno, yo utilizo todas esas cosas imperfectas porque la repetición crea el patrón, y lo hago desde la perspectiva dionisiaca.

Cuarto punto: la mano de obra es muchísimo más cara que los materiales.

Eso es sólo un mito.

Aquí va una historia sobre Jim Tulles, un chico al que yo enseñé.

Le digo: «Jim, vamos…

…te conseguí un trabajo como capataz de unos carpinteros.

Venga».

«Dan, no me siento preparado».

«Venga, Jim.

Tú nos guías».

Así que salimos.

Allí estaba con su cinta métrica, escudriñando en la basura, buscando materiales para los dinteles, la parte superior del marco de una puerta, y pensando que impresionaría a su jefe.

Así lo hemos enseñado.

Y el encargado lo ve y le pregunta: «

¿Qué estás haciendo?

«.

«Ah, buscando algo para los dinteles», contesta, esperando su reconocimiento.

«No, no te estoy pagando para que rebusques en la basura.

Venga a trabajar».

Y tuvo el coraje de responderle: «Si me estuviera pagando 300 dólares por hora, entendería que me dijera eso, pero así le estoy ahorrando 5$ por minuto.

Calcúlelo».


(Risas)
«Bien dicho, Tulles.

A partir de ahora buscáis en la basura antes de nada».

Lo gracioso es que el chico no era bueno en matemáticas.


(Risas)
Pero de vez en cuando logramos acceder a los mandos y entonces puedes manipular los botones de control.

Eso es lo que pasó en este caso.

El quinto punto es que, probablemente después de 2500 años, Platón se siga saliendo con la suya respecto a su noción de las ideas.

Decía que todos tenemos en la cabeza la idea perfecta de lo que queremos y que forzamos los recursos naturales para satisfacernos.

Todos tenemos en nuestra mente la casa perfecta, el sueño americano: una casa…

…la casa de tus sueños.

El problema es que no podemos permitírnosla, pero sí el sustituto del sueño americano: la casa móvil.

Hoy día tenemos una gran plaga: las hipotecas mobiliarias, tal y como los muebles o los coches.

Firmas el cheque y automáticamente pierde el 30% de su valor.

Después de un año no puedes asegurar todo lo que contiene, sólo el 70%.

Normalmente llevan un cable de calibre 14, que no es nada malo, a menos que le exijas el rendimiento de un cable del 12.

Y eso es lo que sucede.

Desgasifican tanto metanal que existe una ley federal que obliga a advertir a los compradores del peligro de un exceso de metanal en el aire.

¿Somos unos tontos insensatos?

Las paredes son así de gruesas.

Esas casas tienen el valor estructural del maíz.


(Risas)
«Pensaba que el pueblo de Palm Harbor quedaba ahí».

«No, qué va.

Anoche hizo mucho viento y se lo llevó todo».


(Risas)
Y cuando se estropean,

¿qué hacemos con ellas?

Pues bien, todo esto, el modelo apolíneo, el platónico, es en lo que se basa la industria de la construcción, y un cierto número de cosas lo agravan aún más.

En primer lugar los expertos: todos los comerciantes, los vendedores, los inspectores, los ingenieros y los arquitectos, todos piensan igual.

Y de esta manera la idea llega hasta el consumidor que demanda el mismo modelo.

Es una profecía autosatisfactoria.

Es imposible escaparse.

Y aquí llegan los agentes comerciales y los publicistas: «Guau, guau guauuu».

Compramos cosas que ni sabíamos que necesitábamos.

Lo único que tenemos que hacer es lo que una empresa hizo con un zumo de ciruelas pasas con gas.

Qué asqueroso.


(Risas)

¿Saben qué hicieron?

Lo convirtieron en una metáfora y dijeron: «Bebo Dr Pepper…».

Y rápidamente empezamos a beber enormes cantidades, miles de millones de litros.

Y ni siquiera tiene ciruelas, y tampoco te hace ir bien al baño.


(Risas)
Dios mío, eso lo empeora.

¡Y nos dejamos atrapar tan fácilmente! Un tipo llamado Jean-Paul Sartre escribió un libro titulado «El ser y la nada».

Se lee rápida y fácilmente.

Te lo puedes acabar en unos dos años si lees ocho horas al día.

En él hablaba del yo dividido: los seres humanos no actuamos de igual manera cuando estamos solos y cuando estamos acompañados.

Cuando como espaguetis y sé que estoy solo, puedo comer como un cerdo.

Me puedo limpiar con la manga y dejar la servilleta en la mesa, masticar con la boca abierta, hacer ruiditos, rascarme donde quiera.


(Risas)
Pero en cuanto alguien aparece: «Oh, tengo un poco de salsa aquí».

La servilleta en mi regazo, mastico bien con la boca cerrada y sin rascarme.

Lo que hago así es cumplir con las expectativas que ustedes tienen sobre cómo he de vivir yo mi vida.

Noto esas expectativas y me amoldo a ellas, y vivo mi vida de acuerdo a lo que ustedes esperan de mí.

Eso también ocurre en la industria de la construcción.

Por eso todas las parcelas son iguales.

Incluso algunas veces, existen expectativas culturales formalizadas.

Seguro que vuestros zapatos hacen juego.

En efecto, todos los compramos así.

Y en las comunidades cerradas, las asociaciones de vecinos también cuentan con su expectativa formalizada.

¡A veces parecen nazis, dios mío! Eso agrava la repetición del mismo modelo.

Por último: nuestro carácter gregario.

El ser humano es un animal social.

Nos gusta divertirnos en grupo, como a los ñus o a los leones.

Los ñus no se divierten con los leones porque los leones comen ñus.

Los humanos igual.

Hacemos lo que el grupo con el que nos queremos identificar hace.

Y esto se ve en los jóvenes muy a menudo.

Esos chavales, que trabajan todo el verano, se matan trabajando para poder comprarse unos vaqueros de marca.

Y cuando llega septiembre, entran presumiendo: «Hoy soy importante…

…oye, no toques mis vaqueros de marca…

…¡uy!, veo que tú no tienes unos…

…tú no eres uno de nosotros…

…Yo sí estoy entre los elegidos,

¿ves mis vaqueros?

«.

Razón suficiente para que lleven uniformes.

Y eso también pasa en la industria de la construcción.

Hemos entendido mal la jerarquía de necesidades de Maslow, sólo un poco.

En el nivel más bajo están las necesidades básicas: cobijo, ropa, comida, agua, apareamiento y demás.

Después, la seguridad.

Después, las relaciones.

En el cuarto nivel, estatus, autoestima…

cosas vanas.

Y estamos poniendo la vanidad en el primer escalón.

Y terminamos tomando decisiones vanas y al final no podemos ni pagar la hipoteca.

Terminamos comiendo sólo alubias.

Esto es, nuestras casas se han convertido en mercancías.

Cuesta lo suyo adentrarse en nuestras partes más primarias y aterradoras para tomar nuestras propias decisiones, y no hacer de nuestras casas mercancías, sino algo que surge de nuestras fuentes primarias.

Eso cuesta, y ¡caray!, a veces por poco no lo conseguimos.

Pero está bien.

Si el fracaso te destruye, entonces no vales para esto.

Yo fracaso todos los días, y a veces de manera escandalosa, de verdad.

Fracasos enormes, en público, humillantes y vergonzosos, por los que todos te señalan y se ríen, y dicen: «Es la quinta vez que lo intenta y no lo consigue…

…¡qué imbécil!».

Al principio, los contratistas me decían: «Dan, eres un encantador renacuajo, pero ya sabes, esto no va a funcionar…

¿por qué no haces esto?

,

¿por qué no pruebas aquello?

«.

Y tu instinto te impulsa a contestar: «¡Por qué no te vas a freír espárragos!».

Pero no dices nada porque ellos son tu objetivo.

De esta manera, con lo que hemos hecho, y no sólo en la construcción, sino también con la ropa y la comida, y con el transporte y la energía, hemos crecido un poco más.

Y cuando leo la prensa, veo que personas de todo el mundo se preocupan.

Aunque nosotros hayamos inventado el exceso, el problema de los residuos es de todo el mundo.

Estamos en apuros.

No llevo un cinturón de municiones en el pecho, ni un pañuelo rojo, pero estamos en peligro.

Y lo que tenemos que hacer es reconectar con aquellas partes primarias nuestras y tomar algunas decisiones, por ejemplo: «Creo que me gustarían…

algunos CD en la pared…

¿qué te parece, cariño?

«.

Y si no funciona, se quitan.

Tenemos que reconectar con nuestro verdadero yo, que, de hecho, es realmente emocionante.

Muchas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/dan_phillips_creative_houses_from_reclaimed_stuff/

 

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