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Erica Frenkel: La máquina universal de anestesia – Charla TEDxMidAtlantic

Charla «Erica Frenkel: La máquina universal de anestesia» de TEDxMidAtlantic en español.

¿Qué pasaría si usted estuviera en medio de una cirugía y se fuera la electricidad? Sin luz, sin oxígeno y su anestesia deja de fluir. Esto pasa constantemente en hospitales alrededor del mundo y las cirugías rutinarias se convierten en tragedias. Erica Frenkel muestra una solución: la máquina universal de anestesia.

  • Autor/a de la charla: Erica Frenkel
  • Fecha de grabación: 2011-12-02
  • Fecha de publicación: 2012-02-02
  • Duración de «Erica Frenkel: La máquina universal de anestesia»: 683 segundos

 

Traducción de «Erica Frenkel: La máquina universal de anestesia» en español.

Hoy voy a hablarles del diseño de tecnología médica para entornos de bajos recursos.

Estudio los sistemas de salud de estos países y una de las mayores carencias en protección, en casi todas partes, es el acceso a cirugías seguras.

Uno de los mayores obstáculos que encontramos y que dificulta tanto el acceso a las cirugías como la seguridad de estas, es la anestesia.

Y realmente, es sobre este modelo que esperamos trabajar para llevar anestesia a estos lugares.

Esta es una escena que pueden encontrar en cualquier sala de cirugía de EE.UU.

u otro país desarrollado.

Al fondo hay una máquina de anestesia muy sofisticada.

Esta máquina permite realizar cirugías y salvar vidas ya que está diseñada pensando en este ambiente.

Para funcionar, necesita muchas cosas que el hospital tiene que darle.

Necesita un anestesiólogo bien capacitado con años de práctica con máquinas complejas que le permitan monitorizar los flujos de gases y tener a sus pacientes seguros y anestesiados durante toda la cirugía.

Es una máquina delicada, controlada por algoritmos computacionales que necesita cuidado especial para seguir funcionando y que se puede dañar muy fácilmente.

Y cuando se daña, necesita un equipo de ingenieros biomédicos que entiendan su complejidad, puedan arreglarla y conseguir sus repuestos para que siga salvando vidas.

Es una máquina muy costosa.

Necesita un hospital cuyo presupuesto permita comprarla y mantenerla a un costo de hasta 50 000 o 100 000 dólares.

Y tal vez, lo más obvio, y quizá lo más importante –además de ser la forma de ilustrar los conceptos de los que hemos oído hablar– es que necesita una infraestructura que le suministre una fuente ininterrumpida de electricidad, oxigeno comprimido y otros suministros médicos críticos para el funcionamiento de esta máquina.

En otras palabras, esta máquina requiere muchas cosas que este hospital no le puede dar.

Este es el suministro eléctrico de un hospital rural en Malawi.

En este hospital, hay una persona que da anestesia y está calificada para ello debido a que tiene 12, quizá 18 meses, de instrucción en anestesia.

En el hospital y en toda la región, no hay un solo ingeniero biomédico.

Así que cuando esta máquina se daña, cuando se dañan las máquinas con las que trabajan, tienen que intentar arreglarlas, pero casi siempre, no hay nada que hacer.

Estas máquinas van a la bien conocida chatarrería.

Y el precio que les mencioné de estas máquinas puede representar de un cuarto a un tercio del presupuesto anual operacional de este hospital.

Y finalmente, creo que pueden ver que esta infraestructura no es muy resistente.

Este hospital está conectado a una red eléctrica muy débil que tiene cortes frecuentes.

Así que, a menudo, todo el hospital funciona con un solo generador.

E imaginarán que el generador se daña o se queda sin combustible.

El Banco Mundial ve esto y calcula que un hospital de un país de bajos ingresos puede esperar hasta 18 cortes de electricidad al mes.

Igualmente el oxígeno comprimido y otros suministros médicos son realmente un lujo y frecuentemente se agotan por meses o hasta un año.

Así que parece una locura, pero el modelo actual es tomar estas máquinas, diseñadas para ese primer entorno que les mostré, y donarlas o venderlas a hospitales con este entorno.

No es solo inadecuado, sino realmente peligroso.

Uno de nuestros colegas en el Johns Hopkins observó cirugías en Sierra Leona hace cerca de un año.

La primera cirugía del día resultó ser un caso de obstetricia.

La mujer que llegó necesitaba una cesárea para salvar su vida y la de su bebé.

Todo comenzó muy bien.

El cirujano estaba de turno y disponible, la enfermera estaba ahí y fue capaz de anestesiarla rápidamente y esto era importante dada la urgencia de la situación.

Todo comenzó bien hasta que se fue la electricidad.

Y en la mitad de la cirugía el cirujano corría contra el reloj para acabar pronto y lo logró con una linterna.

Pero la enfermera, literalmente corría alrededor de la sala oscura tratando de encontrar algo para anestesiar su paciente, para mantenerla dormida, porque su máquina no funciona sin electricidad.

Y ahora esta cirugía de rutina que muchos de ustedes seguramente hacen y otros probablemente han nacido así, se volvió una tragedia.

Y lo más frustrante es que no es un hecho aislado; pasa constantemente en los países en desarrollo.

Se realizan 35 millones de cirugías al año sin una anestesia segura.

Mi colega, el Dr.

Paul Fenton, vivió esta realidad.

Era el jefe de anestesiología en un hospital en Malawi, un hospital docente.

Iba a trabajar todos los días a unas salas de cirugía como esta y trataba de dar anestesia y enseñar a otros a hacerlo usando el mismo equipo del hospital que se volvió poco fiable, francamente peligroso.

Y después de innumerables cirugías e, imaginarán, inexplicables tragedias, simplemente dijo: “Es todo.

Se acabó.

Suficiente.

Tiene que haber algo mejor”.

Se fue por el pasillo a dónde tiraban todas las máquinas que los habían dejado –creo que es el término científico– y comenzó a restaurarlas.

Tomó una parte de aquí, otra de allá y trató de idear una máquina que funcionara en la realidad que él afrontaba.

Y se le ocurrió el prototipo de la “máquina universal de anestesia”, una máquina que podía funcionar y anestesiar a sus pacientes sin importar las circunstancias que se presentaran en el hospital.

Aquí está de regreso al mismo hospital, un poco más desarrollada, 12 años después, para trabajar con pacientes desde pediatría hasta geriatría.

Permítanme mostrarles un poco cómo funciona esta máquina Voilà! Aquí está.

Cuando hay electricidad, todo en esta máquina comienza en la base.

Hay un concentrador de oxígeno instalado aquí.

Me han oído mencionar varias veces al oxígeno.

Esencialmente, para dar anestesia, se prefiere oxígeno tan puro como sea posible, ya que al final hay que diluirlo con el anestésico.

Y la mezcla que inhala el paciente necesita al menos cierto porcentaje de oxígeno o de lo contrario sería peligrosa.

Cuando hay electricidad, el concentrador de oxígeno toma el aire de la sala, que es completamente gratuito, abundante y tiene un 21 % de oxígeno.

El concentrador lo toma, lo filtra y envía oxígeno 95 % puro por aquí donde lo mezcla con el agente anestésico.

Luego de mezclarlo, va a los pulmones del paciente pasando por aquí; no lo pueden ver, pero hay un oxímetro aquí que mostrará en esta pantalla el porcentaje de oxígeno dado.

Y si no tienen electricidad, o, Dios no lo quiera, la electricidad se va en la mitad de una cirugía, la máquina automáticamente cambia, sin tocarla siquiera, a un funcionamiento con aire ambiente por esta entrada.

Todo lo demás es igual.

La única diferencia es que ahora se trabaja con oxígeno al 21 %.

Solía ser un peligroso juego de adivinanzas porque solo sabías que habías dado poco oxígeno, una vez que algo malo pasaba.

Pero pusimos una batería de larga duración de soporte aquí.

Esta es la única parte con batería de soporte.

Pero da control al anestesiólogo, haya o no electricidad, debido a que puede ajustar el flujo basado en el porcentaje de oxígeno que le esté dando al paciente.

En ambos casos, tenga o no electricidad, a veces el paciente necesita ayuda para respirar.

Es una realidad de la anestesia.

Los pulmones pueden paralizarse.

Así que simplemente añadimos este fuelle manual.

Hemos tenido cirugías de tres o cuatro horas en las que hemos ventilado así al paciente.

Es una máquina sencilla.

Me estremece decir simple; es sencilla.

Y lo es por diseño.

Y no se necesita ser un anestesiólogo altamente calificado para usarla y eso es bueno, dado que en las áreas rurales no se encuentra este nivel de formación.

Está diseñada para el medio en que será usada.

Esta es una máquina increíblemente resistente.

Tiene que soportar el calor y el desgaste que ocurre en hospitales rurales.

Y no se va a dañar fácilmente, pero si pasara, todas las piezas de esta máquina pueden retirarse y reemplazarse con una llave hexagonal y un destornillador.

Y finalmente, es asequible.

Esta máquina tiene un octavo del costo de una convencional como la que les mostré al principio.

En otras palabras, lo que tenemos aquí es una máquina que permite hacer cirugías y salvar vidas porque está diseñada para estos ambientes, tal como la primera máquina que les mostré.

Pero no queremos detenernos aquí.

¿Funciona? ¿Es el diseño que va a servir en el sitio de trabajo? Hemos visto buenos resultados hasta ahora.

Está en 13 hospitales en 4 países, y desde 2010, hemos hecho 2000 cirugías sin ningún efecto clínico adverso.

Así que estamos encantados.

Parece ser una solución costo-efectiva, escalable para un problema realmente generalizado.

Pero queremos estar seguros de que es el aparato más efectivo y seguro que podemos poner en los hospitales.

Por eso enviamos a un número de asociados con ONGs y universidades a recolectar datos sobre la interfaz del usuario y a averiguar el tipo de cirugías para la que es apropiada y las formas de mejorar el aparato en sí.

Uno de esos asociados está en Johns Hopkins, aquí mismo en Baltimore.

Tienen un excelente laboratorio de simulación de anestesia.

Así que llevamos esta máquina y recreamos algunas de las crisis en cirugía que está máquina enfrentará en uno de los hospitales a la que está destinada, en un ambiente controlado y seguro, para evaluar su efectividad.

Estaremos en capacidad de comparar los resultados del estudio con la experiencia del mundo real, ya que pusimos dos de estas en hospitales con los que Johns Hopkins trabaja en Sierra Leona, incluso en el que se dio la emergencia en la cesárea.

He hablado mucho de anestesia y tiendo a hacerlo.

Creo que es increíblemente fascinante y un componente importante de la salud.

Y parece periférica, nunca pensamos en ella, hasta que no tenemos acceso a ella y se vuelve un factor decisivo: ¿Quién recibe una cirugía y quién no? ¿Quién tiene una cirugía segura y quién no? Pero ya saben, es solo una de las muchas formas en que un diseño, uno apropiado, puede tener un impacto en la salud.

Si más personas del sistema de salud trabajan realmente en estos retos de los países de bajos ingresos, se puede comenzar un proceso de diseño que busque soluciones fuera de la caja proverbial y dentro del hospital; en otras palabras, si podemos diseñar para el medio que existe en muchos países del mundo más que para uno que quisiéramos que existiera, podríamos salvar muchas vidas.

Muchas gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/erica_frenkel_the_universal_anesthesia_machine/

 

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