Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » Rebecca MacKinnon: ¡Recuperemos el Internet! – Charla TEDGlobal 2011

Rebecca MacKinnon: ¡Recuperemos el Internet! – Charla TEDGlobal 2011

Charla «Rebecca MacKinnon: ¡Recuperemos el Internet!» de TEDGlobal 2011 en español.

En esta convincente charla de TEDGlobal, Rebecca MacKinnon describe la creciente lucha por la libertad y el control en el ciberespacio, y pregunta: ¿Cómo diseñamos la próxima fase de Internet con responsabilidad y libertad en su núcleo, en lugar de control? Ella cree que el internet se perfila hacia un momento similar al de la »Carta Magna’, en el que los ciudadanos del mundo demandarán que sus gobiernos protejan la libertad de expresión y el acceso a Internet como un derecho.

  • Autor/a de la charla: Rebecca MacKinnon
  • Fecha de grabación: 2011-07-12
  • Fecha de publicación: 2011-07-13
  • Duración de «Rebecca MacKinnon: ¡Recuperemos el Internet!»: 892 segundos

 

Traducción de «Rebecca MacKinnon: ¡Recuperemos el Internet!» en español.

Comienzo con una campaña publicitaria inspirada por George Orwell que Apple publicó en 1984.

(Video) Gran Hermano.

Somos un pueblo con una voluntad, una resolución, una causa.

Nuestros enemigos hablarán hasta su muerte, y los enfrentaremos con su propia confusión.

Venceremos.

Narrador: El 24 de enero, Apple introducirá Macintosh.

Y verán por qué 1984 no será como «1984».

Rebecca MacKinnon: El mensaje subyacente del video sigue siendo muy poderoso aún hoy.

Tecnología creada por compañías innovadoras nos hará libres.

Avancemos rápidamente más de dos décadas.

Apple lanza el iPhone en China y sensura al Dalai Lama junto con otras aplicaciones políticamente sensibles a pedido del gobierno chino en las tiendas de aplicaciones de Apple chinas.

El caricaturista político americano Mark Fiore también tuvo su aplicación de sátira censurada en los Estados Unidos porque algunos de los empleados de Apple temían que sería ofensiva para ciertos grupos.

Su aplicación no fue rehabilitada hasta que ganó el premio Pulitzer.

La revista alemana Stern, una revista de noticias, tuvo su aplicación censurada porque el control parental de Apple la consideró un poco racista para sus usuarios, a pesar de que la venta de esta revista es perfectamente legal en los quioscos de toda Alemania.

Y aún más cuestionable, recientemente, Apple censuró una aplicación de protesta Palestina luego de que el gobierno israelí expresara sus inquietudes de que podría ser utilizada para organizar ataques violentos.

Así esta la cosa, tenemos una situación en la que empresas privadas están aplicando normas de censura que son a menudo bastante arbitrarias y generalmente más estrechas que las normas constitucionales sobre libertad de expresión que tenemos en democracias.

O están respondiendo a pedidos de censura de regímenes autoritarios que no reflejan el consentimiento de los gobernados.

O están respondiendo a pedidos e inquietudes de gobiernos sin jurisdicción sobre muchos, o la mayoría, de los usuarios y observadores que interactúan con el contenido en cuestión.

De modo que ésta es la situación.

En el mundo antes de Internet, la soberanía sobre nuestras libertades físicas, o la falta de las mismas, estaba controlada casi en su totalidad por los Estados-nación.

Pero ahora tenemos este nuevo estrato de soberanía privada en el ciberespacio.

Y sus decisiones sobre programas de codificación, ingeniería, diseño, términos de servicio, todos actúan como una suerte de ley que establece lo que podemos y no podemos hacer con nuestras vidas digitales.

Y sus soberanías, transversales, globalmente interconectadas, pueden, en ciertas formas, desafiar las soberanías de los Estados-nación de maneras muy interesantes, pero a veces pueden actuar para proyectarlas y extenderlas justamente cuando el control sobre lo que la gente puede y no puede hacer con información tiene más efecto que nunca sobre el ejercicio de poder en nuestro mundo físico.

Después de todo, inclusive el líder del mundo libre necesita un poco de ayuda del sultán de Facebookistán si desea ser reelecto el año próximo.

Y estas plataformas fueron ciertamente muy útiles para los activistas en Túnez y Egipto la primavera pasada y más allá.

Como Wael Ghonim, el ejecutivo egipcio de Google de día, y activista secreto de Facebook de noche, famosamente dijo en CNN luego de la renuncia de Mubarak, «Si quieres liberar a una sociedad, simplemente dales Internet».

Pero derrocar a un gobierno es una cosa y construir una democracia estable es un poco más complicado.

A la izquierda hay una fotografía sacada por un activista egipcio que participó de la toma de las oficinas de seguridad del estado egipcio en marzo.

Y muchos de los agentes destruyeron la mayor cantidad de documentos posible dejándolos amontonados.

Pero algunos de los archivos permanecieron intactos, y algunos de los activistas que estaban bajo supervisión, encontraron sus propios expedientes con transcripciones de sus emails sus mensajes de texto de celulares, inclusive conversaciones en Skype.

Y un activista encontró un contrato de una compañía de Occidente para la venta de tecnología de supervisión a las fuerzas de seguridad egipcias.

Y los activistas egipcios asumen que éstas tecnologías de supervisión siguen siendo usadas por las autoridades de transición que se encargan de las redes.

Y en Túnez, la censura comenzó a aplicarse de nuevo en mayo — aunque de manera menos extensiva que bajo el Presidente Ben Ali.

Pero verán aquí una página bloqueada que es lo que ocurre cuando se trata de acceder ciertas páginas de Facebook u otros sitios de Internet que las autoridades de transición determinaron que pueden incitar a la violencia.

En protesta, el blogger Slim Amamou, que fue encarcelado bajo Ben Ali y que formó parte del gobierno de transición luego de la revolución, renunció al gabinete.

Ha habido mucho debate en Túnez sobre cómo manejar este tipo de problema.

De hecho, en Twitter, había un número de personas que apoyaban la revolución que dijeron, «Bueno, en realidad, queremos democracia y libertad de expresión, pero hay cierta clase de expresiones que deben estar limitadas porque son demasiado violentas y podrían desestabilizar nuestra democracia.

Pero el problema es, ¿cómo decidir quiénes tienen el poder de tomar esas decisiones y cómo asegurarse de que no abusen su poder? Como Riadh Guerfali, el veterano activista digital de Túnez, señaló sobre este incidente, «Antes las cosas eran simples: estaban los buenos por un lado y los malos por el otro.

Hoy, las cosas son mucho más sutiles.» Bienvenidos a la democracia, amigos tunesinos y egipcios.

La realidad es que, inclusive hoy, en sociedades democráticas no tenemos buenas respuestas sobre cómo encontrar el balance necesario entre seguridad y la aplicación de la ley por un lado y la protección de libertades civiles y la libertad de expresión por el otro en nuestras redes digitales.

De hecho, en los Estados Unidos, más allá de lo que piensen de Julian Assange, aún quienes no lo admiran demasiado necesariamente están muy preocupados por la manera en que el gobierno de los Estados Unidos y algunas compañías manejaron el caso Wikileaks.

El servicio de alojamiento web de Amazon abandonó a Wikileaks como cliente luego de recibir una queja del Senador americano Joe Lieberman, a pesar de que Wikileaks no había sido imputada, ni mucho menos condenada por ningún crimen.

Así, asumimos que Internet es una tecnología que rompe fronteras.

Este es un mapa de las redes sociales a nivel mundial, y ciertamente Facebook ha conquistado gran parte del mundo — lo cual es algo bueno o malo, dependiendo de cuánto les guste la manera en que Facebook administra su servicio.

Pero las fronteras persisten en ciertas partes del ciberespacio.

En Brazil y Japón, es únicamente por razones culturales y lingüísticas.

Pero si miran a China, Vietnam y a un número de Estados post-soviéticos, lo que está ocurriendo allí es más problemático.

Tienen una situación en la cual la relación entre el gobierno y las compañías de redes sociales locales están creando una situación en la que, efectivamente, el poder potencial de estas plataformas está siendo constreñido por éstas relaciones entre compañías y gobierno.

Ahora en China, tienen el gran «cortafuegos», como es bien sabido, que bloquea Facebook y Twitter y ahora Google+ y muchos de los otros sitios del exterior.

Y eso se hace, en parte, con la ayuda de tecnología occidental.

Pero esa es sólo una parte de la historia.

La otra parte de la historia son los requisitos que el gobierno chino impone a todas las compañías que operan en el Internet chino, conocido como el sistema de auto-disciplina.

En simple Español, eso signfica censura y supervisión de sus usuarios.

Y esta es una ceremonia a la que asistí en 2009 donde la Sociedad de Internet de China hizo entrega de premios a las 20 compañias chinas con el mejor ejercicio de auto-disciplina — ello es, control de su contenido.

Y Robin Li, el presidente de Baidu, el buscador líder en China, fue uno de los galardonados.

En Rusia, en general no bloquean el Internet y directamente censuran a los sitios de Internet.

Este es un sitio llamado Rospil que es un sitio anti-comunista.

Y este año, hubo un incidente preocupante en el cual gente que había hecho donaciones a Rospil a través de un sistema de procesamiento de pagos llamado Yandex Money de pronto recibió amenazas telefónicas de integrantes del partido nacionalista que obtuvieron los contactos sobre los donantes a Rospil a través de miembros de los servicios secretos que de alguna manera consiguieron esta información de gente de Yandex Money.

Esto tiene un efecto escalofriante en la habilidad de la gente de usar Internet y de hacer responsable al gobierno.

De modo que hoy tenemos una situación en el mundo donde en más y más países la relación entre ciudadanos y gobiernos esta mediada por el Internet, que está compuesto principalmente de servicios privados.

De modo que la pregunta importante, creo, no es el debate sobre si Internet va a ayudar a los buenos más que a los malos.

Por supuesto, va a darle más poder a quienes tengan más experiencia en el uso de la tecnología y mejor comprensión del Internet en relación con la competencia.

La pregunta más urgente que debemos hacernos hoy es cómo asegurarnos que el Internet evolucione teniendo al ciudadano como centro.

Porque creo que todos ustedes coincidirán en que el único objetivo legítimo de todo gobierno es servir a los ciudadanos.

Y yo diría que el único objetivo legítimo de la tecnología es mejorar nuestras vidas, no manipularnos o esclavizarnos.

La cuestión es que sabemos cómo hacer responsables a nuestros gobiernos.

No siempre lo hacemos muy bien, pero tenemos una idea de cuáles son los modelos, políticos e institucionales, para hacerlo.

¿Cómo se hace responsables a los soberanos del ciberespacio ante el interés público cuando la mayoría de los presidentes ejecutivos sostienen que su obligación principal es maximizar las ganancias de los accionistas? Y las regulaciones gubernamentales no suelen ayudar demasiado.

Hay situaciones, por ejemplo, como en Francia donde el presidente Sarkozy les dice a los presidentes de compañías de Internet, ‘Somos los únicos representantes legítimos del interés público.’ Pero luego va y defiende leyes como la infame ley de las ‘tres oportunidades’ que desconectaría a ciudadanos del Interent por compartir archivos, que fue condenado por el enviado especial de las Naciones Unidas sobre Libertad de Expresión como una restricción desproporcionada del derecho de comunicación de los ciudadanos, y ha provocado quejas entre grupos de la sociedad civil sobre si algunos representantes políticos están más interesados en preservar los intereses de la industria del entretenimiento que en la defensa de los derechos de sus ciudadanos.

Y aquí en el Reino Unido también hay preocupación sobre una ley llamada el Acta de Economía Digital que pone más responsabilidad en intermediarios privados para controlar el comportamiento ciudadano.

Debemos reconocer que si queremos tener en el futuro un Internet que tenga como centro al ciudadano necesitamos un movimiento más amplio y sostenido de libertad en Internet.

Después de todo, las compañías no dejaron de contaminar las aguas subterráneas como una cosa natural ni dejaron de emplear a niños de 10 años como una cosa natural, simplemente porque sus ejecutivos amanecieron un buen día y decidieron que era lo correcto.

Fue el resultado de décadas de activismo sostenido, de grupos de defensa de accionistas y grupos de defensa de consumidores.

De manera similar, los gobiernos no promulgan leyes laborales y de medio amiente inteligentes simplemente porque los políticos amanecen un buen día.

Es el resultado de un prolongado y sostenido activismo político que se obtienen las regulaciones correctas, y la conducta correcta de las corporaciones.

Necesitamos tomar el mismo enfoque con el Internet.

También vamos a necesitar innovación política.

Hace aproximadamente 800 años, los barones de Inglaterra decidieron que el derecho divino de los reyes ya no les funcionaba muy bien, y forzaron al Rey John a firmar la Carta Magna, que reconoció que inclusive el rey que alegaba poder divino debía someterse a una serie de leyes básicas.

Esto desató un ciclo de lo que podemos llamar innovación política, que eventualmente dió lugar a la idea del consentimiento de los gobernados — que fue implementado por primera vez por ese gobierno revolucionario y radical en America del otro lado del lago.

De modo que necesitamos descifrar cómo construir el consentimiento de los que estamos en red.

¿Qué aspecto tiene? Por el momento, no sabemos.

Pero va a requerir innovación que no sólo necesitará enfocarse en política, en geopolítica, sino que también deberá lidiar con cuestiones de gestión de empresa, comportamiento del inversor, elección del consumidor e inclusive programación de diseño e ingeniería.

Cada uno de nosotros tiene un rol vital que desempeñar en la construcción de un mundo en el que gobiernos y tecnología estén al servicio de la población mundial y no a la inversa.

Muchas gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/rebecca_mackinnon_let_s_take_back_the_internet/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *