La piedra de Rosetta.
Esta piedra plana fue descubierta por un oficial durante la guerra que, desde 1798 a 1801, sostuvo el último emperador francés, Napoleón.
Las inscripciones representaban tres versiones distinta de un mismo texto.
Gracias a esta piedra, Champollion consiguió descifrar los jeroglíficos.
La piedra de Rosetta se conserva en el Museo Británico de Londres.