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James Cameron: Antes de Avatar… un niño curioso – Charla TED2010

Charla «James Cameron: Antes de Avatar… un niño curioso» de TED2010 en español.

El gran presupuesto de las películas de James Cameron (e incluso más recaudando) crea mundos irreales. En esta personal charla, revela su fascinación de infancia con la fantasía — desde leer ciencia ficción a bucear el océano profundo — y cómo lleva el gran éxito de taquilla de sus mejores películas «Aliens», «The Terminator», «Titanic» y «Avatar».

  • Autor/a de la charla: James Cameron
  • Fecha de grabación: 2010-02-12
  • Fecha de publicación: 2010-03-04
  • Duración de «James Cameron: Antes de Avatar… un niño curioso»: 1028 segundos

 

Traducción de «James Cameron: Antes de Avatar… un niño curioso» en español.

Crecí con una dieta basada en la ciencia ficción.

En el instituto cogía un autobús hacia la escuela de una hora el viaje cada día.

Y siempre estaba inmerso en un libro, un libro de ciencia ficción, lo cual trasladaba a mi mente a otros mundos, y satisfacía, de un modo narrativo, la insaciable sensación de curiosidad que tenía.

Y saben, la curiosidad también se manifiesta por si misma en el sentido de que siempre que no estaba en la escuela estaba en el bosque, haciendo senderismo y tomando «muestras», ranas, serpientes, bichos y estanques, y llevándomelos, mirándolos a través del microscopio.

Saben, yo era un verdadero fanático de la ciencia.

Pero era todo para tratar de entender el mundo, entender los límites de la posibilidad.

Y mi amor por la ciencia ficción se veía reflejado en el mundo que me rodeaba, por todo lo que estaba pasando, a finales de los ’60, llegábamos a la luna, explorábamos los profundos océanos.

Jacques Cousteau venía a nuestros salones con sus increíbles especiales en los que nos enseñaba animales y lugares y un maravilloso mundo que jamás podíamos haber imaginado antes.

Por lo que, eso sonaba a su parte de ciencia ficción.

Y yo era un artista.

Podía dibujar.

Podía pintar.

Y descubrí que, como no había videojuegos ni esta saturación de películas hechas por ordenador ni todo este paisaje mediático de imágenes, tenía que crear imágenes en mi cabeza.

Todos los hacíamos, como niños que tienen que leer un libro, a través de la descripción del autor poníamos algo sobre las pantallas de cine de nuestras cabezas.

Por lo que, mi respuesta a esto fue pintar, dibujar extraterrestres y sus mundos, robots, naves espaciales, todo eso.

Estaba infinitamente distraído en la clase de matemáticas garabateando tras el cuaderno.

Eso era la creatividad que tenía que salir de algún modo.

Y algo interesante pasó, el show de Jacques Couesteau de hecho me excitó respecto a que existía un mundo alien justo aquí, en la Tierra.

Probablemente no podría ir a un mundo extraterrestre en una nave espacial algún día.

Eso parecía bastante improbable.

Pero eso era un mundo al que realmente podría ir, justo aquí en la Tierra, que era tan vivo y tan exótico como cualquier cosa que podría haber imaginado leyendo uno de esos libros.

Así que, decidí que me iba a convertir en buzo a los 15 años.

Aunque el único problema respecto a eso era que vivía en un pueblecito de Canadá, a 600 millas (1000 km) del océano más cercano.

Aunque no dejé que eso me desalentara.

Le di la lata a mi padre hasta que finalmente descubrió una clase de buceo en Búfalo, Nueva York, justamente cruzando la frontera junto a la que vivíamos.

Así que, me titulé en una piscina en un YMCA en pleno invierno en Búfalo, Nueva York.

Y no llegué a ver un océano, un verdadero océano, por otros dos años, hasta que nos mudamos a California.

Desde entonces, en los últimos 40 años, he estado unas 3000 horas bajo el agua, y 500 de ellas en sumergibles.

Y he aprendido que ese hábitat del océano profundo e incluso los menos profundos, son tan ricos de una increíble vida que realmente supera a la imaginación.

La imaginación de la naturaleza es tan ilimitada comparada con nuestra débil imaginación humana.

Aún hoy, sigo absolutamente sobrecogido de lo que he visto cuando hago estas inmersiones.

Y mi romance con el océano sigue, e igual de fuerte como siempre fue.

Aunque cuando elegí una profesión, como adulto, fue la de director.

Y parecía ser la mejor manera de reconciliar esas ganas que tenía de contar historias, con las ganas de crear imágenes.

Y estaba, como cuando niño, constantemente dibujando cómics y cosas así.

Así que, hacer películas era un modo de poner imágenes e historias juntas.

Y eso cobró sentido.

Y por supuesto las historias que elegía contar eran historias de ciencia ficción: «Terminator», «Aliens», y «The Abbys».

Y con «The Abbys», junté mi amor por estar bajo el agua y el buceo, con hacer películas.

Combinando las dos pasiones.

Algo interesante ocurrió en «Abbys», que sirvió para resolver un determinado problema de narración de la película, que fue crear un tipo de criatura líquida de agua, así que adoptamos la animación hecha por ordenador, CG.

Y resultó ser el primer personajes de superficie hecha por ordenador que jamás se ha hecho en una película.

E incluso aunque la película no fuera muy rentable, prácticamente ni ganancias ni pérdidas, debería decir que fui testigo de algo increíble, que fue la audiencia, la audiencia mundial, estaba hipnotizada por esta aparente magia.

Es como la ley de Arthur Clarke que dice que cualquier tecnología suficientemente avanzada no se puede distinguir de la magia.

Ellos veían algo mágico.

De modo que eso me excitó bastante.

Y pensé, «Wow, esto es algo que necesita ser adaptado en el arte cinematográfico».

Así que «Terminator 2», mi siguiente película, llevamos esto mucho más lejor.

Trabajando con ILM, creamos al tío de metal líquido en esa película.

El exitó estuvo en si el efecto funcionaría.

Y funcionó.

Y creamos magia de nuevo.

Y tuvimos el mismo resultado de audiencia.

Aunque sacamos algo más de dinero con esta.

Así que, dibujando una linea a través de esos dos puntos de experiencia, llegamos a que, esto iba a ser un nuevo mundo, este era un completo mundo nuevo de creatividad para artistas cinematográficos.

Así que, cree una compañía con Stan Winston, mi buen amigo Stan Winston, quien es el principal maquillador y diseñador de criatutas del momento, y la llamamos (a la compañía) Digital Domain.

Y el objetivo de la empresa era que daríamos un salto por encima de los procesos análogos de impresoras ópticas, etc., e iríamos directos a la producción digital.

Y de hecho lo hicimos y obtuvimos una ventaja competitiva por un tiempo.

Aunque nos quedamos atrás a mediados de los ’90 en lo de crear y diseñar personajes, para lo que la compañía había sido fundada.

Así que, escribí esta obra llamada «Avatar», la cual se propuso absolutamente para impulsar el desarrollo de los efectos visuales, efectos hechos por ordenador, pero más allá, con emotivos personajes humanos generados por ordenador.

Y los personajes principales estarían todos hechos por ordenador.

Y el mundo estaría hecho por ordenador.

Pero el desafío fue devuelto.

Y los de la compañía me decían que no íbamos a ser capaces de hacer esto por un tiempo.

Por lo que lo aplacé, e hice esta otra película sobre un gran barco que se hunde.


(Risas)
Saben, fui y lo vendí al estudio como «‘Romeo y Julieta’ en un barco».

Va a ser un romance épico, una película apasionante.

A escondidas, lo que quería hacer era sumergirme a los verdaderos restos naufragio del «Titanic».

Y eso es por lo que hice la película.


(Aplausos)
Y esa es la verdad.

Ahora, el estudio no lo sabía.

Pero los convencí.

Dije, «Vamos a sumergirnos a los restos del naufragio.

Lo vamos a grabar de verdad».

Lo usaremos al principio de la película.

Será realmente importante.

Será un gran gancho de marketing».

Y hablé con ellos para financiar una expedición.


(Risas)
Suena loco.

Pero esto va hacia atrás hasta aquello sobre su imaginación al crear una realidad.

Porque de hecho creamos una realidad donde seis meses después me encontraba en un sumergible ruso dos millas y media bajo el agua al norte del Atlántico, observando el verdadero Titanic a través de una ventana, no en una película, no en HD, de verdad.


(Aplausos)
Ahora, eso hizo volar a mi mente.

Y eso llevó mucha preparación, tuvimos que construir cámaras y luces y todo ese tipo de cosas.

Aunque, eso me hizo darme cuenta de cuánto esta inmersión, estas profundas inmersiones se parecían a una misión espacial.

Sabéis, era bastante técnico, y requería una planificación enorme.

Te metes en la cápsula, bajas por ese oscuro y hóstil ambiente donde no hay ninguna esperanza de rescate si no puedes volver por ti mismo.

Y pensé algo así como, «Wow.

Estoy como si estuviera viviendo una película de ciencia ficción.

Esto es genial».

Así que, realmente me picó el bichito de las exploraciones del océano profundo.

Por supuesto, la curiosidad, el componente científico de ello.

Era todo.

Era aventura.

Era curiosidad.

Era imaginación.

Y era una experiencia que Hollywood no podía darme.

Porque, podía imaginar una criatura y podíamos crear un efecto especial para ella.

Pero no podía imaginar lo que estaba viendo a través de esa ventana.

Como hicimos en algunas de nuestras subsiguientes expediciones yo estaba viendo critaturas a traves de las ventilaciones del agua y a veces cosas que nunca había visto antes.

a veces cosas que nunca nadie había visto antes, eso de hecho no estaba descrito por la ciencia al mismo tiempo que las veíamos y nos las imaginábamos.

Así que, estaba completamente chocado por esto, y tenía que hacer más.

Por lo que, tomé una curiosa decisión.

Después del éxito de «Titanic», dije, «Bueno, voy a aparcar mi trabajo como director de Hollywood, y voy a ser un explorador a jornada completa por un tiempo».

Así que, empezamos a planear estas expediciones.

Y terminamos yendo al Bismark, y explorándolo con vehículos robotizados.

Volvimos a los restos del Titanic.

Nos llevamos unos pequeños robots que habíamos creado con una bobina de fibra óptica.

Y la idea era entrar y hacer un reconocimiento interno del barco, lo cual no había sido hecho con anterioridad.

Nunca nadie había visto los restos del naufragio por dentro.

Nunca habían tenido los medios para hacerlo, por lo que creamos una tecnología para hacerlo.

Así que, sabéis, aquí estoy, en la cubierta del Titanic, sentado en un sumergible y mirando los tablones que se parecían mucho a estos, donde sabía que la banda había tocado.

Y yo pilotando un pequeño vehículo robótico a través del pasillo del barco.

Cuando digo, yo lo manejo, pero mi mente está en el vehículo.

como si estuviera físicamente presente dentro de los restos del Titanic.

Y fue el deja vu más surrealista que jamás he tenido, porque antes de doblar una esquina sabía qué iba a haber antes de que las luces del vehículo lo revelaran, porque había andado por el plató durante meses cuando estábamos haciendo la película.

Y el plató estaba basado en una réplica exacta del plano del barco.

Por lo que fue una experiencia absolutamente extraordinaria.

Y realmente me hizo darme cuenta de la experiencia de la tele presencia que se puede tener con estos robots, a través de la cual tu conciencia se inserta en un vehículo, en alguna otra forma de existencia.

Fue realmente muy profundo.

Y puede ser casi como vislumbrar qué puede estar pasando en unas décadas cuando empecemos a tener cuerpos ciborg para explorar, o por algún otro medio en muchos tipos de futuro pos humano que puedo imaginar, como un fan de la ciencia ficción.

Así que, habiendo hecho estas expediciones, realmente empecé a apreciar lo que había ahí debajo, en las ventilaciones del océano profundo donde teníamos animales increíbles.

son básicamente alienígenas aquí en la Tierra.

Ellos viven en un hábitat de quimiosíntesis.

No sobreviven a un sistema basado en la luz del sol como nosotros.

Así que, estáis viendo animales que viven cerca de los 500 grados centígrados.

Pensáis que ni siquiera puedan existir.

Al mismo tiempo empezaba a estar muy interesado en la ciencia espacial también, de nuevo, es la influencia de la ciencia ficción, como un niño.

Y terminé involucrándome con la comunidad espacial, muy involucrado con la NASA, con un puesto en el consejo asesor de la NASA, planeando misiones espaciales reales, yendo a Rusia, revisando los protocolos biomédicos para los pre-cosmonautas, y todo ese tipo de cosas, para de hecho ir y volar hasta la estación espacial internacional con nuestras cámaras con sistema 3D.

Y fue fascinante.

Aunque lo que terminé haciendo fue trayendo a científicos espaciales con nosotros hasta las profundidades.

Y trayéndoles de modo que tuvieran acceso, astro biólogos, científicos planetarios, gente interesada en estos hábitats extremos, bajándolos a la ventilación, dejándolos ver, y tomar muestras y probar instrumentos, y todo eso.

Así que, ahí estábamos haciendo documentales, pero de hecho hacíamos ciencia, y especialmente ciencia espacial.

Había cerrado completamente el lazo entre ser un fan de la ciencia ficción, ya saben, como de niño, y haciendo todo esto de verdad.

Y saben, a lo largo del camino de este viaje de descubrimiento, He aprendido mucho.

Aprendí mucho sobre ciencia.

Aunque también aprendí mucho sobre liderazgo.

Pueden pensar que un director tiene que ser un líder, líder de, capitán del barco, y todo eso.

Realmente no había aprendido sobre liderazgo hasta que hice esas expediciones.

Porque tenía que hacerlo, en un cierto punto, digo, “

¿Qué estoy haciendo aquí?

,

¿por qué lo estoy haciendo?

,

¿qué saco de ello?

» No ganamos dinero con estos malditos programas.

Apenas empatamos financieramente.

No hay ninguna fama en ello.

La gente piensa que me largué a algún lugar entre «Titanic» y «Avatar» y estaba limándome las uñas, en algún lugar, sentado en la playa.

Hice todas esas películas, todos esos documentales para un público muy reducido.

Sin fama, sin gloria, sin dinero.

¿Qué haces?

Lo estás haciendo por la tarea en sí, por el reto — y el océano es el entorno más desafiante que hay, por la emoción del descubrimiento, y por ese extraño vinculo que nace cuando un pequeño grupo de gente forma un equipo muy unido.

Porque haríamos estas cosas con 10-12 personas trabajando durante años a la vez.

A veces en el mar durante 2-3 meses a la vez.

Y con ese vinculo, te das cuenta que la cosa más importante es el respeto que les tienes y que te tienen, cuando haces algo que no puedes explicar a otro.

Cuando vuelves a la orilla y dices, “Tenemos que hacer esto”, y la fibra óptica, y la atenuación, y esto y lo otro, toda la tecnología de eso, y la dificultad, los aspectos del rendimiento humano cuando se trabaja en el mar, no se lo puedes explicar a la gente.

Es eso que tal vez los policías tengan, o gente en combate que hayan tenido que pasar algo juntos y saben que nunca podrán explicarlo.

Se crea un vinculo, un vinculo de respeto.

Así que, cuando volví para hacer mi siguiente película, la cual fue «Avatar», intenté aplicar el mismo principio de liderazgo en el cual respetas a tu equipo, y así te ganas su respeto.

Y eso realmente cambió la dinámica.

Y allí estaba yo con un pequeño equipo, en terreno inexplorado haciendo “Avatar”, creando nueva tecnología que no existía antes.

Tremendamente apasionante.

Tremendamente desafiante.

Y nos convertimos en una familia, durante un período de 4 años y medio.

Y eso cambió completamente la forma en la que hago las películas.

La gente ha comentado sobre cómo ha cambiado, bueno, saben, trajimos de vuelta a los organismos del océano y los pusimos en el planeta Pandora.

Para mí era más una forma fundamental de hacer el trabajo, el proceso en sí, que cambió como resultado de aquello.

Así que,

¿qué podemos resumir de todo esto?

¿cuáles son las lecciones aprendidas?

Bueno, creo que la primera es la curiosidad.

Es la cosa más poderosa que tienen.

La imaginación es una fuerza que puede manifestar una realidad.

Y el respeto de su equipo es más importante que todos los laureles del mundo.

Jóvenes cineastas se me acercan y me dicen, “Dame algún consejo para hacer esto”.

Y digo, “No te pongas límites.

Otras personas lo harán por ti, no te lo hagas a ti mismo, no apuestes en tu contra.

Y toma riesgos.” La NASA tiene una frase que les encanta: “Fallar no es una opción.” Pero fallar ha de ser una opción en el arte y la exploración, porque es un salto de fe.

Y ningún esfuerzo importante que haya requerido innovación se ha hecho sin correr ningún riesgo.

Tienen que estar dispuestos a correr riesgos.

Y ese es el pensamiento con el que me gustaría dejarlos, en lo que sea que hagan, fallar es una opción, pero el miedo no.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/james_cameron_before_avatar_a_curious_boy/

 

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