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Becci Manson: (Re)tocando vidas a través de fotografías – Charla TEDGlobal 2012

Charla «Becci Manson: (Re)tocando vidas a través de fotografías» de TEDGlobal 2012 en español.

Como consecuencia del terremoto y tsunami japonés de 2011, muchas fotos de familiares y de seres queridos se mezclaron con el resto de los escombros, se perdieron y se destruyeron. Becci Manson, fotógrafa y retocadora, junto con voluntarios locales y con un grupo de colegas de todo el mundo que ella reclutó por internet, ayudó a limpiarlas, a retocarlas y a devolver esos recuerdos a sus propietarios.

  • Autor/a de la charla: Becci Manson
  • Fecha de grabación: 2012-06-26
  • Fecha de publicación: 2012-08-02
  • Duración de «Becci Manson: (Re)tocando vidas a través de fotografías»: 589 segundos

 

Traducción de «Becci Manson: (Re)tocando vidas a través de fotografías» en español.

Antes de marzo del 2011, hacía retoques fotográficos en la ciudad de Nueva York.

Somos criaturas pálidas, grises.

Nos escondemos en la oscuridad, en cuartos sin ventanas y, por lo general, evitamos la luz solar.

Hacemos a las modelos delgadas todavía más delgadas, la piel perfecta todavía más perfecta hacemos lo imposible, posible y nos critican en la prensa todo el tiempo pero algunos de nosotros somos realmente artistas con talento con muchos años de experiencia y un gusto verdadero por las imágenes y la fotografía.

El 11 de marzo del 2011, vi desde mi casa, al igual que el resto del mundo, los trágicos eventos que sucedían en Japón.

Poco tiempo después, una organización donde era voluntaria, All Hands Volunteers, estuvo en el lugar trabajando como parte del equipo de respuesta.

Yo, junto con cientos de otros voluntarios supimos que no podíamos quedarnos sentados en casa, así que decidí unirme al grupo por tres semanas.

El 13 de mayo viajé a Ofunato.

Es un pequeño pueblo de pescadores ubicado en la prefectura de Iwate de casi 50 000 personas, uno de los primeros pueblos afectados por la ola.

El nivel de agua registrado alcanzó más de 24 m de altura y más de tres km tierra adentro.

Como pueden imaginar, el pueblo fue devastado.

Sacamos escombros de los canales y las zanjas.

Limpiamos escuelas.

Quitamos el lodo y dejamos las casas listas para ser renovadas y rehabilitadas.

Quitamos toneladas y toneladas de pescado muerto, apestoso, podrido de la fábrica local.

Nos ensuciamos y nos encantó.

Durante semanas, tanto los voluntarios como los vecinos encontraron cosas similares.

Encontraron fotos y álbumes de fotos y cámaras y tarjetas SD.

Todos hicieron lo mismo.

Recogerlas y llevarlas a diferentes lugares de los pueblos de alrededor para guardarlas.

No fue hasta entonces que me di cuenta de que esas fotos representaban una parte enorme de las pérdidas personales que esa gente había sufrido.

Mientras huían de la ola, y para salvar sus vidas, tuvieron que abandonar absolutamente todo lo que tenían.

Al final de mi primera semana empecé a ayudar en un centro de evacuación del pueblo.

Ayudé a limpiar los baños comunales las enormes, gigantescas bañeras.

Este lugar resultó ser además el lugar del pueblo donde el centro de evacuación recogía las fotos.

Allí las llevaban y tuve el honor de que ese día confiaran en mí para limpiar a mano las fotos.

Esto fue emocionante e inspirador, había escuchado la expresión pensar más allá de los horizontes, pero no fue hasta traspasar yo misma mis horizontes que algo sucedió.

Al observar las fotos, encontré algunas que tenían más de cien años algunas todavía estaban en el sobre del laboratorio, no pude evitar pensar como retocadora cómo arreglar ese rasgón y reparar aquel rasguño y conocía a cientos de personas que podían hacer lo mismo.

Así es que esa noche entré en Facebook contacté con algunos de ellos, y a la mañana siguiente la respuesta fue tan abrumadora y positiva, que sabía que teníamos que intentarlo.

Así que comenzamos a retocar las fotos.

Esta fue la primera de todas.

No estaba demasiado estropeada, pero donde el agua había decolorado la cara de la niña debía arreglarse con mucha precisión y delicadeza.

De otro modo, esa niñita no tendría el aspecto de ella misma, y eso sería tan trágico como tener la foto estropeada.

(Aplausos) Con el paso del tiempo, llegaron por suerte más fotos y se necesitaron más retocadores así es que entré nuevamente en Facebook y LinkedIn y cinco días más tarde 80 personas de 12 países se ofrecieron a ayudar.

Al cabo de dos semanas tenía 150 personas deseosas de unirse.

En Japón, en julio, nos movilizamos a Rijuzentakata, un pueblo vecino al norte de Yamada.

Una vez a la semana usábamos nuestro escáner en las bibliotecas fotográficas temporales que se habían instalado, donde la gente iba a reclamar sus fotos.

Algunas de las mujeres más ancianas nunca antes habían visto un escáner, pero en unos 10 minutos encontraban sus fotos, nos las daban, las escanéabamos, las subíamos a un servidor alojado en internet, y se las bajaba un extranjero, un extraño, alguien al otro lado del mundo para retocarlas.

El tiempo que tardaban en entregarlas es una historia diferente, dependía por supuesto del desperfecto de las fotos.

Podía implicar una hora.

Podía implicar semanas.

Podía implicar meses.

Este kimono se tuvo que dibujar prácticamente a mano usando como guía las áreas cuyo color y detalle el agua no había destruido.

Tomó mucho tiempo.

El agua destruyó todas estas fotos sumergidas en agua salada, cubiertas de bacterias, con algas, incluso con aceite, todo ello junto con el paso del tiempo continúo destruyéndolas, por eso limpiarlas a mano era una parte importante del proyecto.

No podíamos retocar la foto a menos que estuviera limpia, seca y hubiera sido reclamada por su dueño.

Tuvimos suerte con la limpieza a mano.

Contamos con la guía de una vecina admirable.

Es muy fácil dañar aún más las fotos ya dañadas.

Como dijo una vez Wynne, la líder de mi grupo es como hacer un tatuaje.

No puedes cometer errores.

La mujer que nos trajo estas fotos tuvo suerte en relación a las fotos.

Había empezado a limpiarlas ella misma pero se detuvo al darse cuenta que las dañaba aún más.

También tenía duplicados.

Sin ellos, las imágenes de su esposo y de su propia cara no se habrían podido reconstruir, pudimos solapar las imágenes en una sola foto y retocar la foto completa.

Cuando recogió sus fotos compartió algo de su historia con nosotros.

Unos colegas de su esposo encontraron las fotos en una estación de bomberos entre los escombros bastante lejos de donde solía estar su casa, pero sus colegas lo reconocieron.

El día del tsunami, su marido fue el encargado de cerrar las barreras a la ola.

Tuvo que ir dentro del agua mientras las sirenas sonaban.

Sus hijos pequeños, no tan pequeños ahora, pero sus dos hijos estaban en el colegio, en colegios diferentes.

Uno de ellos quedó atrapado en el agua.

Le llevó una semana encontrar a toda su familia y saber que todos habían sobrevivido.

El día que le entregué sus fotos su hijo menor cumplía 14 años.

Para ella, a pesar de todo esto, esas fotos eran el mejor regalo que podía hacerle, algo que él podía volver a mirar, algo que pudiera recordar del pasado que no hubiera sido marcado por aquel día de marzo cuando todo en su vida cambió o fue destruido.

Después de seis meses en Japón 1100 voluntarios se habían unido a All Hands cientos de ellos nos ayudaron a limpiar a mano más de 135 000 fotografías La gran mayoría…

(Aplausos)…

la gran mayoría volvieron a manos de sus dueños.

Importante.

Más de 500 voluntarios de todo el mundo nos ayudaron a devolver a 90 familias cientos de fotos totalmente restauradas y retocadas.

Durante este tiempo, realmente no gastamos más de US$ 1000 en equipos y materiales, la mayoría en tinta para impresoras.

Tomamos fotos constantemente.

Una foto es un recuerdo de alguien o algo, un lugar, una relación, alguien querido.

Son guardianas de nuestros recuerdos e historias, lo último que nos llevaríamos pero lo primero que volveríamos a buscar.

Sobre esto trataba el proyecto, de restaurar pequeños pedazos de humanidad, de devolver a alguien su conexión con el pasado.

Cuando una foto como esta se devuelve a alguien, supone una diferencia enorme en la vida de la persona que la recibe.

Este proyecto también marcó una gran diferencia en la vida de los retocadores.

A algunos de ellos les conectó con algo más grande, devolver algo, usando su talento para algo que no sean modelos delgadas de piel perfecta.

Para terminar me gustaría leer este correo electrónico.

Lo envió Cindy el día que volví de Japón después de seis meses.

“Mientras retocaba, no podía evitar pensar en las personas y las historias mostradas en las imágenes.

Una en particular, una foto con mujeres de distintas edades desde la abuela hasta la niña pequeña, reunidas alrededor de una bebé, me conmovió, porque una foto similar de mi familia mi abuela, mi madre, yo y mi hija recién nacida, cuelga de nuestra pared.

En el mundo entero, en todas las épocas nuestras necesidades básicas son las mismas, ¿cierto?” Gracias.

(Aplausos) Aplausos

https://www.ted.com/talks/becci_manson_re_touching_lives_through_photos/

 

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