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Guy-Philippe Goldstein: Cómo los ciberataques amenazan la paz del mundo real – Charla TEDxParis 2010

Charla «Guy-Philippe Goldstein: Cómo los ciberataques amenazan la paz del mundo real» de TEDxParis 2010 en español.

Cada vez más, las naciones lanzan ataques con armas informáticas; ataques silenciosos a los sistemas informáticos de otro país sin dejar rastro. (Recuerden el gusano Stuxnet). En TEDxParis, Guy-Philippe Goldstein nos muestra cómo los ciberataques pueden dar un salto del mundo digital al real y desencadenar un conflicto armado y nos dice qué hacer para evitar este riesgo para la seguridad mundial.

  • Autor/a de la charla: Guy-Philippe Goldstein
  • Fecha de grabación: 2010-01-30
  • Fecha de publicación: 2011-10-19
  • Duración de «Guy-Philippe Goldstein: Cómo los ciberataques amenazan la paz del mundo real»: 564 segundos

 

Traducción de «Guy-Philippe Goldstein: Cómo los ciberataques amenazan la paz del mundo real» en español.

Buenas tardes.

Si han oído las noticias diplomáticas en las últimas semanas, sabrán de una especie de crisis entre China y Estados Unidos respecto a ciberataques contra la compañía estadounidense Google.

Se dijeron muchas cosas al respecto.

Se habló de una ciberguerra que en realidad puede ser solo una operación de espionaje, y obviamente, una muy torpe.

Sin embargo, este episodio revela la ansiedad creciente en el mundo occidental respecto a la aparición de estas ciberarmas.

De hecho, estas armas son peligrosas, tienen una nueva naturaleza: podrían llevar al planeta a un conflicto digital que podría convertirse en un conflicto armado.

Estas armas virtuales también pueden destruir el mundo físico.

En 1982, en medio de la guerra fría en la Siberia soviética explotó un gasoducto cuya potencia era de 3 kilotones, equivalente a la cuarta parte de la bomba de Hiroshima.

Actualmente sabemos –esto fue develado por Thomas Reed, exsecretario de la Fuerza Aérea estadounidense durante la gestión de Ronald Reagan– que esta explosión fue el resultado de una operación de sabotaje de la CIA en la que se las arreglaron para infiltrarse en los sistemas de seguridad informática de ese gasoducto.

Más recientemente, el gobierno estadounidense reveló que en septiembre de 2008, más de 3 millones de personas del estado de Espirito Santo en Brasil quedaron a oscuras, víctimas de una operación de chantaje de piratas informáticos.

Es más preocupante aún para los estadounidenses que en diciembre de 2008, lo más sagrado, los sistemas informáticos de Centcom, el comando central a cargo de las guerras en Irak y Afganistán, podrían haber sido infiltrados por hackers que utilizaron esto: unidades USB sencillas pero infectadas con las que podrían haber ingresado a estos sistemas a verlo y oírlo todo y hasta quizá infectar algunos de los sistemas.

Como resultado, los estadounidenses toman muy en serio esta amenaza.

Cito al General James Cartwright, subjefe del Estado Mayor Conjunto de EE.

UU., quien dice en un informe al congreso que los ataques informáticos podrían ser tan poderosos como las armas de destrucción masiva Por otra parte, los estadounidenses decidieron emplear más de 30 000 millones de dólares en los próximos 5 años para aumentar su capacidad para guerras informáticas.

Y a través del mundo actualmente vemos una especie de carrera armamentista cibernética con unidades de ciberguerra creadas por países como Corea del Norte o hasta Irán.

Aún así, lo que nunca van a oír de los voceros del Pentágono o del Departamento de Defensa de Francia es que el problema no es quién es el enemigo, sino en realidad la naturaleza de las ciberarmas.

Y para comprenderlo debemos ver cómo, a lo largo de los años, la tecnología militar ha mantenido o destruido la paz mundial.

Por ejemplo si hubiésemos tenido un TEDxParis hace 350 años, habríamos hablado de la innovación militar de turno, las fortificaciones masivas al estilo Vauban, y habríamos pronosticado un periodo de estabilidad en el mundo o en Europa, lo que sin duda fue el caso en Europa entre 1650 y 1750.

Asimismo, si hubiésemos tenido esta charla hace 30 o 40 años, habríamos visto cómo el aumento de armas nucleares y la amenaza de destrucción mutua que conllevan impiden una lucha directa entre dos superpotencias.

Sin embargo, si hubiésemos hablado de esto hace 60 años, habríamos visto cómo el surgimiento de nuevas tecnologías en aeronaves y tanques que le dan ventaja al atacante hacen muy creíble la doctrina Blitzkrieg y, por ende, la posibilidad de guerra en Europa.

Entonces, la tecnología militar puede influenciar el rumbo del mundo, hacer o deshacer la paz mundial y allí está el problema con las armas cibernéticas.

El primer problema: Imaginen un enemigo potencial que anuncia que está construyendo una unidad de ciberguerra, pero solo para la defensa de su país.

Bien, pero ¿qué lo distingue de una unidad ofensiva? Y esto se vuelve más complicado aún cuando las doctrinas de uso se tornan ambiguas.

Hace solo 3 años, los Estados Unidos y Francia divulgaron que estaban invirtiendo en el ciberespacio en forma militar estrictamente para defender sus sistemas informáticos.

Pero actualmente ambos países admiten que la mejor defensa es atacar.

Entonces, no hacen más que unirse a China cuya doctrina de uso por 15 años ha sido tanto la ofensiva como la defensiva.

El segundo problema: Su país podría estar bajo un ciberataque con regiones enteras sumidas en una total oscuridad y es probable que no se sepa quién los está atacando.

Las ciberarmas tienen esta característica peculiar: pueden utilizarse sin dejar rastro.

Esto le da una ventaja enorme al atacante porque quien se defiende no sabe contra quién luchar.

Y si el que se defiende toma represalias contra el adversario equivocado, se arriesga a hacerse de un enemigo más y terminar aislado diplomáticamente.

Este problema no es solamente teórico.

En mayo de 2007, Estonia fue víctima de ciberataques que dañaron su comunicación y sistemas bancarios.

Estonia acusó a Rusia.

pero la OTAN, que defiende a Estonia, reaccionó de manera muy prudente.

¿Por qué? Porque la OTAN no podía estar 100 % segura de que el Kremlin estaba, efectivamente, tras estos ataques.

Para resumir, tenemos entonces, por un lado, que cuando un enemigo potencial anuncia que está construyendo una unidad de ciberguerra, no se sabe si es para atacar o para defender, por otro lado, sabemos que estas armas le dan una ventaja al ataque.

En un artículo importante publicado en 1978, el profesor Robert Jervis de la Universidad de Columbia en Nueva York describió un modelo para comprender cómo podrían surgir los conflictos.

En este contexto, cuando no se sabe si estos enemigos potenciales se preparan para una defensa o un ataque y si las armas le dan una ventaja al ataque, entonces, es posible que este ambiente genere un conflicto.

Este es el ambiente que actualmente están creando las ciberarmas e históricamente fue el ambiente en Europa en vísperas de la Primera Guerra Mundial.

Entonces, las ciberarmas son peligrosas por naturaleza, pero además, están surgiendo en un ambiente mucho más inestable.

Si recuerdan, la guerra fría fue un juego muy difícil, pero relativamente estable ya que solo había dos oponentes, lo cual permitió cierta coordinación entre dos superpotencias.

Actualmente, estamos entrando a un mundo multipolar en el cual la coordinación es mucho más compleja, tal y como lo atestiguamos en Copenhague, y esta coordinación podría volverse aún más difícil con la presencia de ciberarmas.

¿Por qué? Porque ninguna nación sabe a ciencia cierta si su vecino está por atacarlos.

Entonces, las naciones pueden vivir bajo la amenaza de lo que el premio nobel de economía, Thomas Schelling, llamó «el miedo recíproco al ataque sorpresa» ya que no sabemos si el vecino está por atacarnos o no.

Puede que no lo sepa nunca, entonces es mejor tomar ventaja y atacar primero.

Tan solo la semana pasada, en un artículo del New York Times del 26 de enero de 2010, se reveló por primera vez que los funcionarios de la Agencia de Seguridad Nacional consideraron la posibilidad de ataques preventivos en caso de que Estados Unidos fuese víctima de un ciberataque.

Y estos ataques preventivos puede que no solo permanezcan en el ciberespacio.

En mayo de 2009, el general Kevin Chilton, comandante de las fuerzas nucleares estadounidenses, declaró que en caso de que hubiesen ciberataques contra Estados Unidos se pondrían todas las opciones sobre la mesa.

Las ciberarmas no reemplazan las armas convencionales o nucleares; simplemente se suman al sistema de terror existente, pero al hacerlo, también agregan su propio riesgo de desencadenar un conflicto, y como hemos visto, es un gran riesgo que quizá tengamos que enfrentar con una solución colectiva de seguridad que nos incluya a todos: los aliados europeos, los miembros de la OTAN, nuestros aliados y amigos estadounidenses, nuestros otros aliados occidentales y quizá, si forzamos las cosas un poco, nuestros colegas de Rusia y China.

Las tecnologías de la información de las que Joël de Rosnay hablaba que históricamente nacieron de investigación militar, actualmente están a punto de convertirse en una capacidad ofensiva de destrucción que en el futuro, si no somos cuidadosos, podría destruir por completo la paz mundial.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/guy_philippe_goldstein_how_cyberattacks_threaten_real_world_peace/

 

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