Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » Stefano Mancuso: Las raíces de la inteligencia de las plantas – Charla TEDGlobal 2010

Stefano Mancuso: Las raíces de la inteligencia de las plantas – Charla TEDGlobal 2010

Charla «Stefano Mancuso: Las raíces de la inteligencia de las plantas» de TEDGlobal 2010 en español.

Las plantas se comportan de maneras curiosamente inteligentes: luchan contra los depredadores, maximizan las oportunidades de alimentación… Pero, ¿podemos pensar que poseen realmente una forma propia de inteligencia? El botánico italiano Stefano Mancuso presenta evidencia intrigante.

  • Autor/a de la charla: Stefano Mancuso
  • Fecha de grabación: 2010-07-15
  • Fecha de publicación: 2010-10-11
  • Duración de «Stefano Mancuso: Las raíces de la inteligencia de las plantas»: 830 segundos

 

Traducción de «Stefano Mancuso: Las raíces de la inteligencia de las plantas» en español.

A veces ojeando las páginas de una revista muy vieja miraba este juego sobre la historia del Arca.

El artista que lo dibujó cometió algunos errores, algunas equivocaciones.

Hay más o menos 12 imprecisiones.

Algunas son muy obvias: hay una chimenea, una parte aérea, una lámpara y una cuerda de reloj en el Arca.

Algunas tienen que ver con la cantidad de animales.

Pero hay un error mucho más grave en esta historia del Arca que aquí no se informa.

Y el problema es: ¿dónde están las plantas? Entonces está Dios que va a sumergir a la Tierra de forma permanente, o al menos durante un largo período, y nadie se ocupa de las plantas.

Noé tenía que llevar dos aves de cada clase, de cada especie animal, de cada tipo de ser que se mueva, pero no se menciona a las plantas.

¿Por qué? En otra parte de la misma historia todos los seres vivos son solo criaturas vivientes que bajaron del Arca: aves, ganado, animales silvestres.

Las plantas no son criaturas vivientes.

Esa es la idea.

Esa es la idea que no surge de la Biblia, pero es algo que siempre ha acompañado a la Humanidad.

Echemos un vistazo a este bello código de un libro renacentista.

Aquí tenemos la descripción del orden natural.

Es una bella descripción porque empieza a la izquierda…

con las piedras…

inmediatamente después de las piedras, las plantas, que son capaces de vivir.

Tenemos a los animales, que son capaces de vivir y de sentir, y, en la cima de la pirámide, está el Hombre.

Este no es el hombre común.

Es el «homo studiosus», u hombre estudioso.

Esto es muy reconfortante para personas como yo, soy profesor, estar allí en la cima de la creación.

Pero es algo totalmente equivocado.

Lo saben bien respecto de los profesores.

Pero es erróneo también respecto de las plantas porque las plantas no sólo pueden vivir; pueden sentir.

Tienen una capacidad perceptiva mucho más sofisticada que los animales.

Sólo a modo de ejemplo: cada ápice de la raíz puede detectar y monitorear de forma concurrente y continua al menos 15 químicos y parámetros físicos diferentes.

Y puede mostrar y revelar un comportamiento tan maravilloso y complejo que sólo puede describir el término «inteligencia».

Bien, pero esto es algo…

esta subestimación de las plantas es algo innato en nosotros.

Ahora veamos esta película corta.

Tenemos a David Attenborough.

David Attenborough es un amante de las plantas.

Él ha realizado las películas más bellas sobre el comportamiento de las plantas.

Cuando él habla de las plantas todo es correcto.

Cuando habla de los animales, tiende a eliminar el hecho de que existen las plantas.

La ballena azul, la criatura más grande del planeta.

Eso está mal, completamente mal.

La ballena azul es un gnomo comparado con la verdadera criatura más grande que existe en el planeta que es esta maravillosa, magnífica «sequoiadendron giganteum».

(Aplausos) Y este es un organismo vivo que tiene una masa de al menos 2.000 toneladas.

Ahora, la historia de que las plantas son organismos de bajo nivel fue formalizada hace muchos años por Aristóteles que, en «De Anima», un libro muy influyente para la civilización occidental, escribió que las plantas están en el límite de lo viviente y lo no viviente.

Tienen una especie de alma de muy bajo nivel.

Se denomina alma vegetativa, porque es inanimada y, por ende, no necesita sentir.

Veamos.

Bueno, algunos de los movimientos de las plantas son muy bien conocidos.

Este es un movimiento muy rápido.

Esta es una «dionaea», una Venus atrapamoscas, cazando caracoles.

Lo siento por el caracol.

Esto ha sido algo negado durante siglos, a pesar de la evidencia.

Nadie podría decir que las plantas pueden comer un animal, porque eso iría en contra del orden natural.

Pero las plantas son capaces de realizar muchos movimientos.

Algunos son muy conocidos, como la floración.

Es sólo cuestión de usar algunas técnicas como la aceleración de fotogramas.

Otros son más sofisticados.

Miren a este brote joven que se mueve para atrapar la luz en cada momento.

Realmente es muy elegante.

Parece la danza de un ángel.

También son capaces de jugar.

Realmente están jugando.

Estos son jóvenes girasoles y lo que están haciendo no puede describirse con otro término que no sea «jugando».

Se están auto-entrenando, como muchos animales jóvenes, para la vida adulta, donde serán llamados a seguir al sol todo el día.

Son capaces de responder a la gravedad, por supuesto, por eso los brotes crecen contra el vector de la gravedad y las raíces hacia el vector de la gravedad.

Pero también son capaces de dormir.

Esta es una «mimosa púdica».

Así, durante la noche, enrosca las hojas y reduce el movimiento y durante el día abre las hojas, hay mucho más movimiento.

Esto es interesante porque esta maquinaria del sueño se conserva perfectamente.

Es la misma en plantas, insectos, y animales.

Y si uno tiene que estudiar un problema del sueño es mucho más fácil estudiarlo en las plantas, por ejemplo, que en los animales; y es mucho más fácil incluso éticamente.

Es una suerte de experimento vegetariano.

Las plantas hasta son capaces de comunicarse.

Son comunicadoras extraordinarias.

Se comunican con otras plantas.

Pueden distinguir a familiares de no familiares.

Se comunican con plantas y otras especies y se comunican con animales produciendo químicos volátiles, por ejemplo, durante la polinización.

Ahora bien, la polinización es un tema muy serio para las plantas, porque mueven el polen de una flor a otra, pero no pueden moverse de una flor a otra.

Por eso necesitan un vector y este vector por lo general es un animal.

Las plantas han usado muchos insectos como vectores para el transporte del polen, pero no sólo insectos; incluso aves, reptiles, y mamíferos como ratas y murciélagos se usan habitualmente para el transporte del polen.

Este es un asunto serio.

Tenemos las plantas que le dan a los animales una especie de sustancia dulce muy energizante y reciben a cambio el transporte del polen.

Sin embargo, algunas plantas manipulan a los animales, como es el caso de las orquídeas que prometen sexo y néctar y no dan nada a cambio por el transporte del polen.

Ahora, hay un gran problema detrás de todo este comportamiento que hemos visto.

¿Cómo es posible hacer esto sin un cerebro? Tenemos que esperar hasta 1880, cuando este gran hombre, Charles Darwin, publica un libro maravilloso, sorprendente, que inicia una revolución.

Se titula «El poder del movimiento en las plantas».

A nadie se le permitió hablar del movimiento en las plantas antes de Charles Darwin.

En su libro, asistido por su hijo Francis, que fue el primer profesor de fisiología de las plantas en el mundo, en Cambridge, tomaron en consideración cada movimiento en 500 páginas.

Y el último párrafo del libro es una especie de marca de estilo porque normalmente Charles Darwin pone en el último párrafo de un libro el mensaje más importante.

Allí escribió: «No es exagerado decir que la punta de la radícula actúa como el cerebro de uno de los animales inferiores».

Esto no es una metáfora.

Él le escribió unas cartas muy interesantes a uno de sus amigos, J.D.

Hooker, en ese momento presidente de la Sociedad Real, por ende la máxima autoridad científica de Gran Bretaña, hablándole del cerebro de las plantas.

Este es un ápice de la raíz que crece en contra de una pendiente.

Pueden reconocer este tipo de movimiento; es el mismo movimiento de gusanos y serpientes, que todo animal que se mueve por el piso sin patas pone de manifiesto.

Y no es un movimiento fácil porque para realizarlo hay que mover distintas partes de la raíz y sincronizar esas partes sin contar con un cerebro.

Así, estudiamos el ápice de la raíz y encontramos que hay una región específica que está aquí, pintada de azul, que se denomina «zona de transición».

Esta región es muy pequeña.

Mide menos de un milímetro.

Y en esta pequeña región se produce el mayor consumo de oxígeno en las plantas y, más importante, existen estas señales de aquí.

Las señales que estamos viendo aquí son potencial de acción, son las mismas señales que las neuronas de mi cerebro, de nuestro cerebro, usan para intercambiar información.

Sabemos que el ápice de la raíz tiene sólo unos cientos de células que presentan esta funcionalidad, y conocemos el tamaño del ápice de la raíz de una planta pequeña como el centeno.

Tenemos casi 14 millones de raíces.

Tenemos casi 11,5 millones de ápices de raíz y una longitud total de 600 kms o más y un área superficial muy alta.

Ahora, imaginemos que cada ápice de la raíz trabaja en red con todos los demás.

Aquí, a la izquierda, tenemos Internet y, a la derecha, el aparato de la raíz.

Trabajan de la misma manera.

Son una red de pequeñas computadoras trabajando en red.

¿Y por qué son tan similares? Porque evolucionaron por la misma razón: para sobrevivir a la depredación.

Trabajan de la misma manera.

Así, uno elimina el 90% del aparato de la raíz y las plantas siguen funcionando.

Uno elimina el 90% de Internet y sigue funcionando.

Por eso, una sugerencia para las personas que trabajan con redes: las plantas pueden darles buenas sugerencias de cómo evolucionar redes.

Y otra posibilidad es una posibilidad técnica.

Imaginemos que podemos construir robots inspirándonos en las plantas.

Hasta ahora el Hombre se inspiró en el Hombre o en los animales para producir robots.

Tenemos animaloides, robots inspirados en los animales, insectoides, etc.

Tenemos los androides que se inspiran en el Hombre.

Pero, ¿por qué no hay plantoides? Bien, si uno quiere volar, está bien mirar a las aves, inspirarse en las aves.

Pero si uno desea explorar los suelos o si quiere colonizar nuevos territorios lo mejor es inspirarse en las plantas que son maestras en hacer esto.

Tenemos otra posibilidad en la que estamos trabajando en el laboratorio que es construir híbridos.

Es mucho más fácil construir híbridos.

Híbrido quiere decir algo que es mitad viviente y mitad máquina.

Es mucho más fácil trabajar con plantas que con animales.

Tienen poder computacional.

Tienen señales eléctricas.

La conexión con la máquina es mucho más fácil incluso éticamente es mucho más factible.

Y estas son tres posibilidades en las que estamos trabajando para construir híbridos impulsados por algas o por las hojas al final, por las partes más poderosas de las plantas: por las raíces.

Bueno, gracias por su atención.

Y antes de terminar me gustaría asegurarles que ningún caracol resultó dañado preparando esta presentación.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/stefano_mancuso_the_roots_of_plant_intelligence/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *