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Leymah Gbowee: Dar rienda suelta a la inteligencia, la pasión y la grandeza de las niñas – Charla TED2012

Charla «Leymah Gbowee: Dar rienda suelta a la inteligencia, la pasión y la grandeza de las niñas» de TED2012 en español.

Leymah Gbowee, Nobel de la Paz, tiene dos historias vigorosas para contar: una sobre la transformación de su propia vida y otra sobre el potencial desaprovechado de las niñas de todo el mundo. ¿Podemos transformar el mundo liberando la grandeza de las niñas?

  • Autor/a de la charla: Leymah Gbowee
  • Fecha de grabación: 2012-03-02
  • Fecha de publicación: 2012-03-28
  • Duración de «Leymah Gbowee: Dar rienda suelta a la inteligencia, la pasión y la grandeza de las niñas»: 879 segundos

 

Traducción de «Leymah Gbowee: Dar rienda suelta a la inteligencia, la pasión y la grandeza de las niñas» en español.

Muchas veces voy por el mundo dando discursos y la gente me pregunta acerca de los desafíos, mis momentos, algunos de mis pesares.

1998: Madre soltera, con cuatro hijos, tres meses después de tener mi cuarto hijo.

Fui a trabajar como asistente de investigación al norte de Liberia.

Y, como parte del trabajo, la aldea nos albergaría.

Me dieron alojamiento con una madre soltera y su hija.

Esa niña resultó ser la única en toda la aldea que había llegado al noveno grado.

Era el hazmerreír de la comunidad.

Otras mujeres le decían a su madre: «Tú y tu hija morirán pobres».

Después de trabajar dos semanas en la aldea ya era hora de volver.

La madre vino a verme, se arrodilló, y dijo: «Leymah, llévate a mi hija.

Quiero que sea enfermera».

Yo, que era extremadamente pobre, y vivía con mis padres, no tenía el dinero.

Con lágrimas en los ojos le dije: «No».

Dos meses después, fui a otra aldea con el mismo encargo y me pidieron que viviera con la jefa de la aldea.

La jefa de la aldea tenía una niña, del mismo color de piel que yo, totalmente sucia.

Todo el tiempo deambulaba en ropa interior.

Cuando le pregunté: «¿Quién es?» Me dijo: «Es Wei.

Su nombre significa ‘cerda’ Su madre murió al darla a luz y nadie sabe quién ee su padre».

Durante dos semanas me hizo compañía, durmió conmigo.

Le compré ropa usada y su primera muñeca.

La noche antes de irme vino a la habitación y me dijo: «Leymah, no me dejes aquí.

Quiero ir contigo.

Quiero ir a la escuela».

Yo, muy pobre, sin dinero, viviendo con mis padres, nuevamente dije: «No».

Dos meses después, ambas aldeas entraron nuevamente en guerra.

Hasta hoy, no tengo idea de dónde están esas dos niñas.

Pasemos a 2004: En el auge de nuestro activismo, el ministro de asuntos de género de Liberia me dijo: «Leymah, tengo una niña de nueve años para ti.

Quiero que le des un hogar porque no tenemos hogares seguros».

La historia de esta niña: Había sido violada por su abuelo paterno a diario, durante seis meses.

Vino muy hinchada, muy pálida.

Yo llegaba de trabajar cada noche y me tiraba en el piso frío.

Ella se ponía a mi lado y me decía: «Tía, quisiera estar bien.

Me gustaría ir a la escuela».

2010: Una mujer joven, frente a la presidenta Sirleaf, da su testimonio de cómo vive junto con sus hermanos y que su padre y madre murieron durante la guerra.

Tiene 19 años; sueña con ir a la universidad para poder ayudarles.

Es muy atlética.

Y sucedió que solicitó una beca.

Una beca completa.

La obtuvo Su sueño de ir a la escuela, su deseo de recibir instrucción finalmente se cumplió.

Fue a su primer día de clases.

El director de deportes, responsable de haberla admitido al programa, le pidió que saliera del salón.

Durante los siguientes tres años estaría condenada a tener sexo con él a diario como favor por haberla admitido.

A nivel mundial hay políticas, instrumentos internacionales, dirigentes.

Grandes personas que se han comprometido a proteger a la infancia de la miseria y el dolor.

La ONU tiene la Convención sobre los Derechos del Niño.

En países como EE.UU.

oímos cosas como «ningún niño rezagado».

Otros países apelan a otras cosas.

Hay un objetivo de desarrollo del milenio llamado Three que se centra en las niñas.

Estas obras loables por grandes personas encaminadas a ayudar a los jóvenes a alcanzar metas a nivel mundial, creo que han fracasado.

En Liberia, por ejemplo, la tasa de embarazo adolescente es de tres por cada 10 niñas.

La prostitución adolescente está en su apogeo.

En una comunidad nos dijeron que uno se despierta en la mañana y ve tantos condones usados como papeles de goma de mascar.

Niñas de 12 años que son prostituídas por menos de un dólar por noche.

Es desalentador, es triste.

Alguien me preguntó justo antes de mi TEDTalk, hace unos días, «¿Dónde está la esperanza?» Hace varios años, unos amigos míos decidieron que teníamos que llenar el vacío entre nuestra generación y la generación de las mujeres jóvenes.

No basta con decir que hay dos ganadores del Nobel, de la República de Liberia si las niñas andan por allí sin esperanzas, o parecen no tener esperanza.

Creamos un espacio llamado Proyecto Transformador de Chicas Jóvenes.

Vamos a las comunidades rurales y, como se hace en esta sala, creamos el espacio.

Cuando estas chicas hablan, dan rienda suelta a su inteligencia, a su pasión, a su compromiso, a su determinación; nacen grandes líderes.

Hasta ahora hemos trabajado con más de 300.

Algunas de estas chicas que entraban con timidez a la sala han dado pasos audaces como jóvenes madres para salir a defender los derechos de otras mujeres jóvenes .

Una joven que conocí, una madre adolescente de cuatro hijos, nunca pensó en terminar la secundaria y se graduó con éxito; nunca pensó en ir a la universidad pero se inscribió.

Un día me dijo: «Deseo terminar la universidad y poder mantener a mis hijos».

Está en un lugar en el que no consigue dinero para ir a la escuela.

Vende agua, refrescos y tarjetas de recarga para móviles.

Podría pensarse que con ese dinero invierte en su educación.

Se llama Juanita.

Con ese dinero busca madres solteras en su comunidad para enviarlas a la escuela.

Y dice: «Leymah, deseo una educación.

Y si no puedo tenerla, al ver que lo consigue alguna de mis hermanas, se cumple mi deseo.

Deseo una vida mejor.

Deseo alimento para mis hijos.

Me gustaría poner fin al abuso y la explotación sexual en las escuelas».

Este es el sueño de la chica africana.

Hace varios años, había una chica africana.

Esta chica tenía un hijo que deseaba un pedazo de rosquilla porque sentía mucha hambre.

Enojada, frustrada, muy molesta por las condiciones de su sociedad y de sus hijos, esta joven creó un movimiento, un movimiento de mujeres comunes, que se unieron por la paz.

Yo cumpliría ese deseo.

Este es el deseo de otra chica africana.

No pude cumplir el deseo de esas dos chicas.

No lo logré.

Este era el pensamiento de estas jóvenes mujeres…

Fracasé, fracasé, fracasé.

Por eso hice esto.

Las mujeres salieron a protestar contra un dictador brutal, sin temor de hablar.

Y no sólo se les cumplió el sueño de un trozo de rosquilla sino también el deseo de paz.

Estas jóvenes deseaban ir a la escuela.

Y fueron a la escuela.

Estas jóvenes deseaban otras cosas, y las consiguieron.

Hoy, esa joven soy yo, una premio Nobel.

Estoy emprendiendo un viaje para cumplir el deseo, dentro de mis humildes posibilidades, a estas niñitas africanas; el deseo de recibir educación.

Creamos una fundación.

Estamos dando becas de cuatro años a las niñas de las aldeas que demuestran potencial.

No tengo mucho qué pedir as Uds.

He estado también en zonas de Estados Unidos y sé que hay niñas en este país que sueñan con una vida mejor en algún lugar del Bronx, desean una vida mejor en algún lugar de Los Ángeles, una vida mejor en algún lugar de Texas, o en algún lugar de Nueva York.

Desean una vida mejor en algún lugar de Nueva Jersey.

¿Se animan a viajar conmigo para ayudar a esas niñas, sean estas africanas, estadounidenses o japonesas, a cumplir sus deseos, a cumplir sus sueños, a realizar esos sueños? Porque todos estos grandes innovadores e inventores de los que hablamos y hemos visto en los últimos días también están en los lugares más recónditos del mundo, y nos están pidiendo que generemos un espacio para desatar su inteligencia desatar la pasión, dar rienda suelta a esa maravilla que atesoran dentro de sí.

Viajemos juntos.

Viajemos juntos.

Gracias.

(Aplausos) Chris Anderson: Muchas gracias.

¿Cuál es, hoy en Liberia, en tu opinión el problema que más te preocupa? LG: Me han pedido que lidere la Iniciativa de Reconciliación Liberiana.

Como parte de mi trabajo hago estas recorridas por distintas aldeas y pueblos -13 a 15 horas por caminos de tierra- y no hay una sola comunidad de las que he visitado en la que no haya niñas inteligentes.

Lamentablemente, la visión de un gran futuro, el sueño de un gran futuro, es sólo un sueño, porque existen todos esos problemas.

El embarazo adolescente, como dije, es una epidemia.

Lo que me preocupa es haber estado en ese lugar y estar en este lugar…

No quiero ser la única que esté en este lugar.

Trato de encontrar la forma de que otras chicas vengan conmigo.

Dentro de 20 años me gustaría ver a otra chica liberiana, de Ghana, nigeriana o etíope, en el escenario de TED diciendo, quizá, sólo quizá: «Gracias a esa premio Nobel hoy estoy aquí».

Me preocupa cuando veo que no tienen esperanza.

Pero no soy pesimista porque sé que no requiere gran esfuerzo infundirles ánimo.

CA: Y en el último año…

Cuéntanos algo esperanzador que hayas visto.

LG: Puedo contar muchas cosas esperanzadoras.

El año pasado fuimos a la aldea natal de la presidenta Sirleaf para trabajar con unas niñas.

Y no pudimos encontrar ni 25 chicas en secundaria.

Todas habían ido a las minas de oro, eran en su mayoría prostitutas que hacían otras cosas.

Trabajamos con 50 de esas chicas.

Estábamos en el inicio de las elecciones.

Este es un lugar en el que las mujeres -incluso las mayores- apenas se sientan al lado de los hombres.

Estas chicas se reunieron, formaron un grupo, y lanzaron una campaña para registrar votantes.

Esta es una aldea rural.

El lema que usaron fue: «Hasta las chicas lindas votan».

Así, movilizaron a las mujeres jóvenes.

Pero no se quedaron con eso sino que fueron a ver a los candidatos y les preguntaron: ¿Qué harán por las chicas de la comunidad si ganan?» Y uno de los tipos que ya tenía un cargo…

Liberia tiene una de las leyes más fuertes contra las violaciones y él era uno de los que luchaba en el parlamento para anular esa ley por considerarla una barbarie.

La violación, decía, no es una barbarie, pero la ley sí.

Y cuando las chicas empezaron a involucrarlo él reaccionó de manera hostil.

Estas muchachitas le dijeron: «Votaremos para que pierdas el puesto».

Hoy ya no ocupa el cargo.

(Aplausos) CA: Leymah, gracias.

Muchas gracias por venir a TED.

LG: De nada.

(CA: Gracias.) (Aplausos)

https://www.ted.com/talks/leymah_gbowee_unlock_the_intelligence_passion_greatness_of_girls/

 

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