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Como desarrollar y exponer un tema

El desarrollo de un tema es sencillo siguiendo las pautas adecuadas.

Las condiciones que deben seguirse para desarrollar un tema son distintas en función de que ese desarrollo deba tener un carácter oral o escrito.

 

En este último caso habrá que concederle una particular importancia a un conjunto de factores de carácter formal.

A la hora de desarrollar un tema por escrito es requisito indispensable el saber con claridad qué es aquello que se pretende decir.

Para ello tendrá una gran utilidad la posesión mental de un esquema que guiará toda la exposición. Este esquema nos permitirá centrarnos en el tema y evitará digresiones sobre aspectos marginales que normalmente carecen de interés. Contribuirá además a que quede sólidamente establecida una relación entre los distintos apartados de nuestro texto.

Exponiendo un tema en una charla

Exponiendo un tema en una charla

 

El respeto de las normas formales es también muy importante.

En este sentido parece conveniente referirse en un principio a la idea o ideas que sean más significativas, procediendo después a su desarrollo teniendo al mismo tiempo cuidado de conferirle una estructura al texto (puntos, comas, guiones, paréntesis, apartados … ) de tal manera que se haga más fácil la percepción de sus distintos elementos.

 

Una redacción objetiva, que no abuse de las frases largas y se proponga la expresión más clara posible de los contenidos, contribuirá a reforzar la imagen que produce el tema en su desarrollo.

 

En líneas generales, las observaciones que acabamos de realizar con referencia al desarrollo escrito de un tema tienen también utilidad para una exposición oral.

Naturalmente, las condiciones son distintas, y en este terreno el nerviosismo o la falta de control pueden ejercer una influencia negativa.

En cualquier caso, la posesión de un esquema mental será siempre de una gran ayuda y evitará que el «orador» se desvíe de su tarea.

Quizá en las exposiciones orales existen mayores posibilidades de matización: el empleo de un lenguaje más rico, la entonación, las pausas, la ilustración frecuente con ejemplos … son recursos cuyo uso es muy recomendable.

En ocasiones será posible incluso servirse de la pizarra para aclarar las propias explicaciones; ésta puede ser una buena ocasión para plasmar en ella el esquema y luchar de esta manera, caso de que sea necesario, contra los nervios.

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