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Ann Cooper habla sobre los almuerzos escolares – Charla EG 2007

Charla «Ann Cooper habla sobre los almuerzos escolares» de EG 2007 en español.

Presentándose en la conferencia EG del 2007, Ann Cooper «la dama renegada de los almuerzos», habla sobre la nueva revolución de cómo los chicos se alimentan en las escuelas–Comida local, sostenible, de temporada, y hasta educativa.

  • Autor/a de la charla: Ann Cooper
  • Fecha de grabación: 2007-12-12
  • Fecha de publicación: 2008-09-16
  • Duración de «Ann Cooper habla sobre los almuerzos escolares»: 1182 segundos

 

Traducción de «Ann Cooper habla sobre los almuerzos escolares» en español.

Mi interés con los almuerzos escolares es un asunto de justicia social.

Soy la Directora de Servicios Nutricionales del Distrito Escolar Unificado de Berkeley.

Tengo 90 empleados y 17 localidades, y a 9.600 chicos.

Preparo 7.100 comidas al día y llevo haciéndolo 2 años, tratando de cambiar la manera en que alimentamos a nuestros chicos en EE.UU Y de eso les quiero hablar un poco hoy.

Estos son algunos de mis chicos en la barra de ensaladas.

Instalo barras de ensaladas en todas nuestras escuelas.

Todos decían que esto no era posible — que los pequeños no iban a comer ensaladas de la barra, que los chicos grandes escupirían en ellas — nada de eso pasó.

Cuando tomé el mando traté de pensar, cuál sería mi visión:

¿cómo cambiar la relación que tienen los niños con la comida?

Y les diré por qué necesitamos cambiarla, pero tenemos que cambiarla absolutamente.

Y lo que logré entender es esto, necesitábamos enseñar a los niños la relación simbiótica entre un planeta saludable, comida saludable y chicos saludables.

Y que en caso de no hacerlo, la antítesis, aunque hemos escuchado lo contrario, es que realmente nos dirigiremos a la extinción, porque estamos alimentando a nuestros niños a la muerte.

Esa es mi premisa.

Estamos viendo a chicos enfermos enfermándose más y más.

Y la razón por la cual esto pasa, por lo general, es por nuestro sistema alimenticio y la manera en la cual el gobierno comodifica la comida, la manera en que el gobierno supervisa nuestra comida, la manera en que el USDA (Departamento de Agricultura de EE.UU) sirve la comida en los platos de nuestros chicos no es saludable y el USDA permite que comida no saludable entre en las escuelas.

Y como tácitamente, todos enviamos a nuestros hijos, o nietos, o sobrinas, o sobrinos a la escuela y les decimos que aprendan, saben, aprender lo que les enseñan en esas escuelas.

Y cuando alimentas a esos chicos con mala comida eso es lo que aprenden.

Así que de eso trata todo esto.

Llegamos a este punto por nuestro gran comercio agricultural.

Ahora vivimos en un país en donde la mayoría de nosotros no decide lo que comemos.

Vemos a grandes comercios, Monsanto y DuPont — quienes comercializaron el Agente Naranja y las alfombras resistentes a las manchas — ellos controlan el 90 por ciento de todas las semillas comerciales producidas en nuestro país.

Son 10 compañías — que controlan la mayor parte de lo que encontramos en nuestros supermercados, mucho de lo que la gente come— y eso es un problema.

Así que cuando comencé a recapacitar sobre estos problemas y la manera en que yo iba a cambiar lo que los chicos comían, realmente me enfoqué en lo que les enseñaríamos.

Y la primera cosa fue sobre la comida regional — tratar de consumir alimentos cultivados localmente.

Claramente, con todo lo que está ocurriendo con el consumo de combustibles fósiles, o cuando— mientras estos combustibles se acaban, mientras el petróleo toca fondo — saben, es ahí cuando realmente tenemos que comenzar a pensar sobre si debemos, o podemos, trasladar alimentos 2.400 kilómetros antes de consumirlos.

Entonces hablamos con los chicos sobre esto, y comenzamos a alimentarlos con comida local.

Y después discutimos sobre la comida orgánica.

La mayoría de los distritos escolares no pueden costearse alimentos orgánicos, pero nosotros, como nación, tenemos que comenzar a pensar sobre consumir, cultivar y alimentar a nuestros niños con alimentos que no estén repletos de productos químicos.

No podemos seguir alimentando a nuestros chicos con pesticidas y herbicidas y antibióticos y hormonas.

No podemos serguir haciendo eso.

Saben, eso no funciona.

Y los resultados son que los chicos están enfermando.

Actualmente soy muy quisquillosa con los antibióticos.

El 70 por ciento de todos los antibióticos consumidos en EE.UU los consumen animales de granja.

Estamos alimentando a nuestros chicos con antibióticos en la carne y otras proteínas animales todos los días.

70 por ciento — es increíble.

Y el resultado es que tenemos enfermedades.

Tenemos cosas como el E.coli que no podemos resolver, que no podemos hacer que nuestros chicos se sientan mejor cuando se enferman.

Y, saben, los antibióticos se están recetando en exceso, pero es un problema de la distribución alimentaria.

Uno de mis datos favoritos es: la agricultura de los EE.UU usa 545 millones de kilos de pesticidas al año.

Esto significa que cada uno de nosotros y nuestros hijos consume lo que igualaría a una bolsa de 2,5 kilos — como esas bolsas que tienen en su casa — si tuviera una acá y la abriera, y esa pila de pesticida que tendría en el piso es lo que nosotros consumimos y con lo que alimentamos a nuestros hijos cada año debido a nuestro sistema alimenticio por la manera en que consumimos los productos en EE.UU.

El USDA permite estos antibióticos, hormonas y pesticidas en nuestros alimentos, y el USDA pagó por este anuncio en la revista Time.

Está bien, podríamos hablar sobre Rachel Carson y el DDT, pero nosotros sabemos que no es beneficioso ni para ti ni para mí.

Y eso es lo que permite el USDA en nuestros alimentos.

Eso tiene que cambiar.

El USDA no puede ser visto como el que tiene la última palabra en cómo alimentamos a nuestros chicos y sobre lo que está permitido.

No podemos creer que ellos saben lo que nos conviene.

La antítesis de todo este asunto son los alimentos sostenibles.

Eso es lo que quiero que la gente entienda.

Realmente intento enseñar eso a los chicos — Creo que es lo más importante.

Se trata de consumir comida de una manera que nos permita tener un planeta en el que los chicos crezcan saludables, y que realmente trate de mitigar todos los efectos negativos que estamos viendo.

En realidad sólo es una idea nueva.

Quiero decir, la gente habla de sostenibilidad, pero tenemos que comprender qué es la sostenibilidad.

En menos de 200 años, saben, dentro de unas generaciones, hemos ido desde 200— 100 por ciento, al 95 por ciento de granjeros hasta menos del 2 por ciento de granjeros.

Ahora vivimos en un país que tiene más presos que granjeros— 2,1 milliones de presos, 1,9 milliones de granjeros.

Y gastamos un promedio de 35.000 dólares al año asegurándonos de que estos presos se queden en la cárcel y los distritos escolares gastan 500 dólares al año en alimentar a cada niño.

No es de extrañar, saben, que tengamos delincuentes.


(Risas)
Y lo que pasa es que estamos enfermando — estamos enfermando y nuestros chicos están enfermando.

Se trata de cómo los alimentamos.

Lo que va adentro es lo que somos.

Es verdad que somos lo que comemos.

Y si continuamos por este camino, si continuamos alimentando a los chicos con mala comida, si seguimos sin enseñarles lo que es la buena comida,

¿qué va a pasar?

¿Saben qué va a pasar?

¿Qué va a pasar en todo el sistema médico?

Lo que va a pasar es que vamos a tener a chicos cuya vida es más corta que la nuestra.

El CDC— el Centro para el Control de Enfermedades— ha dicho, de los niños que nacieron en el año 2000 — los que tienen siete u ocho años hoy día— uno de cada tres caucásicos, uno de cada dos afro-americanos e hispanos, van a tener diabetes en su vida.

Y si eso no es suficiente, también han dicho que la mayoría la padecerá antes de graduarse de la escuela secundaria.

Esto quiere decir que entre el 40 y el 45 por ciento de los niños en edad escolar podrían ser insulinodependientes dentro de una década— dentro de una década.

¿Qué va a pasar?

Bueno, el CDC además ha dicho que aquellos niños que nacieron en el año 2000 podrían ser la primera generación en la historia de nuestro país en morir más jóvenes que sus padres.

Y es a causa de cómo los alimentamos.

Porque los niños de ocho años no deciden por sí mismos, y si lo deciden, deberías estar en terapia.

Saben que, somos responsables de lo que comen los niños.

Pero uy, tal vez ellos sean los responables de lo que comen los niños.

Las grandes compañías gastan 20 mil millones de dólares al año en comercializar alimentos no nutritivos a los chicos.

20 mil millones de dólares al año.

10.000 anuncios que ven la mayoría de los niños.

Gastan 500 dólares por cada dólar— 500 dólares en la comercialización de alimentos que los chicos no deberían comer— por cada dólar que gastan en la comercialización de comida saludable y nutritiva.

El resultado de esto es que los chicos piensan que van a morir si no comen nuggets de pollo.

Saben que, el hecho de que todo el mundo piensa que han de comer más y más y más.

Este es el tamaño de porción que recomienda el USDA, esa miniatura.

Y aquella de allá, la que es más grande que mi cabeza es lo que McDonalds y Burger King y esas grandes compañías piensan que debemos comer.

Y

¿por qué pueden servir tanto?

¿Por qué podemos tener refrescos de 29 centavos y hamburguesas dobles de 99 centavos?

Es a causa de la manera en que el gobierno mercantiliza la comida, y del maíz barato y la soja barata que se introducen en nuestro suministro de comida que hace que estas comidas no nutritivas sean muy, muy baratas.

Es esta la razón por la cual yo digo que es un asunto de justicia social.

Ahora dije que estoy haciendo esto en Berkeley, y ustedes podrían pensar, «Ah, Berkeley.

Por supuesto que puedes hacerlo en Berkeley.» Bueno, ésta es la comida que encontré hace 24 meses.

Ni siquiera es comida.

Esta es lo que les damos a nuestros chicos para comer— Extremo Burritos, perritos calientes con maíz, pizza, sandwiches de queso.

Todo venía en plástico, en cartón.

La única herramienta de cocina que tenía mi personal era un cúter.

El único material que funcionaba en mi cocina era un abrelatas, porque si algo no venía en una lata, venía congelado en una caja.

El USDA permite esto.

El USDA permite todo esto.

En caso de que no lo sepan, es como, un bollo rosa y una especie de magdalenas.

Nuggets de pollo, Tater Tots, leche chocolatada alta en fructosa macedonia de frutas enlatada — una comida reembolsable.

El gobierno dice que está bien alimentar a nuestros chicos con estas cosas.

No está bien.

¿Saben qué?

No está bien.

Y nosotros, todos nosotros, tenemos que comprender que se trata de nosotros— que podemos cambiar las cosas.

No sé si alguno de ustedes inventó los nuggets de pollo, pero estoy segura de que si es así, usted es rico.

Pero,

¿quién decidió que un pollo debía parecerse a un corazón, una jirafa, una estrella?

Bueno, Tyson lo decidió, porque no hay pollo en el pollo.

Y el hecho de que se dieran cuenta de que podíamos vender estas cosas a los niños.

Saben,

¿qué pasa por enseñar a los niños que el pollo parece pollo?

Pero esto es lo que sirven la mayoría de las escuelas.

De hecho, puede que sea lo que sirven muchos padres — a diferencia de esto — es lo que intentamos servir.

De verdad necesitamos cambiar todo el paradigma de los niños y la comida.

De verdad necesitamos enseñar a los niños que el pollo no es una jirafa.

Saben, que las verduras están llenas de color — que tienen sabor, que las zanahorias crecen en la tierra, que las fresas crecen en la tierra.

No existe el árbol de fresas o el arbusto de zanahorias.

Saben, tenemos que cambiar la manera en que enseñamos a los chicos sobre estas cosas.

Hay muchas cosas que podemos hacer.

Hay muchas escuelas que hacen programas de intercambio con granjas.

Hay muchas escuelas que logran servir comida fresca en las escuelas.

Ahora en Berkeley, nos hemos hecho totalmente frescos.

No tenemos jarabe de maíz alto en fructosa, no tenemos grasas trans, ni alimentos procesados.

Preparamos la comida a partir de ingredientes frescos cada día.

Tenemos el 25 por ciento de nuestro
(Aplausos)
gracias — el 25 por ciento de nuestra comida es orgánica y local.

Cocinamos.

Esas son mis manos.

Me levanto a las cuatro de la mañana todos los días para ir a cocinar la comida para los chicos, porque esto es lo que necesitamos hacer.

No podemos seguir alimentando a los chicos con esta mierda procesada, llena de productos químicos, y esperar que se conviertan en ciudadanos saludables.

No vas a conseguir que la próxima generación o la generación siguiente pueda pensar de esta manera si no están bien alimentados.

Si comen productos químicos todo el tiempo, no van a poder pensar.

No van a ser inteligentes.

¿Saben qué?

Sólo van a ser enfermos.

Una de las cosas que — lo que pasó cuando fui a Berkeley es que me di cuenta de que, saben, todo esto le parecía bastante increíble a la gente — muy, muy distinto — y yo necesitaba comercializarlo.

Inventé estos calendarios que mandé a casa de cada padre.

Y estos calendarios sirvieron para diseñar mi programa.

Ahora estoy a cargo de todas las clases de cocina y todas las clases de horticultura en nuestro distrito escolar.

Bueno, éste es un menú típico — es lo que servimos esta semana en las escuelas.

¿Y ven estas recetas al lado?

Esas son las recetas que aprenden los chicos en mis clases de cocina.

Prueban estos ingredientes en las clases de horticultura.

Puede que también los cultiven.

Y los servimos en los comedores.

Si vamos a cambiar la relación que tienen los niños con la comida, es comida deliciosa y nutritiva en los comedores.

Pasamos a la práctica — estás observando clases de cocina y horticultura— y asignaturas académicas para juntarlo todo.

Ya se habrán dado cuenta de que no me encanta el USDA y no tengo ni idea de qué hacer con su pirámide — esta pirámide boca abajo con un arco iris en la parte superior.

No sé.

Saben, correr hacia el final del arco iris, no sé qué se debe hacer con ello.

Así que inventé mi propia solución.

Esto está disponible en mi sitio web en inglés y español, y es una manera visual de hablarles a los chicos de la comida.

La hamburguesa pequeñita, las verduras grandísimas.

Tenemos que empezar a cambiar esto.

Tenemos que hacer comprender a los chicos que las selecciones de comida que hacen marcan grandes diferencias.

Tenemos clases de cocina — tenemos aulas de cocina en nuestras escuelas y la razón por la cual es tan importante es que ahora hemos creado una generación, tal vez dos, de niños para quienes una de cada cuatro comidas se hace en un restaurante de comida rápida, una de cada cuatro comidas se hace en el coche y una de las cuatro últimas comidas se hace delante de la televisión o el ordenador.

¿Qué están aprendiendo los niños?

¿Dónde está el tiempo en familia?

¿Dónde está la socialización?

¿Dónde está la discusión?

¿Dónde se aprende a hablar?

Saben que, tenemos que cambiarlo.

Trabajo mucho con niños.

Estos son chicos con quienes trabajo en Harlem.

EATWISE— Enlightened and Aware Teens Who Imspire Smart Eating [Adolescentes Ilustrados y Conscientes Que Inspiran a Comer Inteligentemente] Tenemos que enseñar a los chicos que Coca Cola y Pop Tarts no son un desayuno.

Tenemos que enseñar a los chicos que si siguen una dieta de azúcar refinado, suben y bajan, como si siguieran una dieta de crack.

Y tenemos que repararlo todo.

Tenemos compostaje en todas nuestras escuelas.

Tenemos reciclaje en todas nuestras escuelas.

Saben que, las cosas que tal vez hagamos en casa y que pensamos que son tan importantes, tenemos que enseñárselas a los chicos en la escuela.

Tiene que ser una parte integral de ellos que realmente entiendan.

Porque saben qué, muchos de nosotros estamos al final de nuestra vida profesional y tenemos que darles a estos chicos — a estos jóvenes, la próxima generación — las herramientas para salvarse a sí mismos y salvar el planeta.

Una de las cosas que hago mucho son asociaciones público-privadas.

Trabajo con compañías privadas que están dispuestas a hacer I+D [Investigación y Desarrollo] conmigo, que están dispuestas a hacer distribución para mí, que están muy dispuestas a trabajar en las escuelas.

Las escuelas están infradotadas.

La mayoría de escuelas en EE UU gasta menos de 7.500 dólares al año en educar a cada niño.

Eso equivale a menos de cinco dólares por hora.

La mayoría de ustedes gasta 10, 15 dólares por hora en niñeras, cuando las tienen.

Así que gastamos menos de cinco dólares por hora en el sistema educativo.

Y si vamos a cambiarlo y cambiar la manera en que alimentamos a los chicos, realmente tenemos que replantearnos eso.

Bueno, asociaciones públicas y privadas, grupos de apoyo, trabajar con fundaciones.

En nuestro distrito escolar, la manera en que pagamos esto es que el distrito destina el ,03 por ciento del fondo general a los servicios de nutrición.

Y creo que si cada distrito escolar destinara entre el 0,5 y el 1 por ciento, podríamos empezar a reparar el programa.

Realmente necesitamos cambiarlo.

Nos va a costar más dinero.

Por supuesto que no se trata solamente de la comida — también es importante que los chicos hagan ejercicio.

Y una de las cosas sencillas que podemos hacer es poner el recreo antes del almuerzo.

Es una de estas cosas obvias.

Saben que, si los niños van a almorzar y todo lo que van a hacer cuando terminen de almorzar es ir al recreo, van a tirar su almuerzo para poder ir a correr fuera.

Y después, a la una de la tarde, están totalmente cansados.

Estos son sus hijos y nietos los que están desfallecidos cuando los recogen porque no han almorzado.

Así que si lo único que tuvieran que hacer después de almorzar fuera ir a clase, créanme, se van a sentar y van a comer su almuerzo.

Necesitamos — necesitamos educar.

Necesitamos educar a los chicos.

Necesitamos educar al personal.

Yo tenía 90 empleados.

Dos de ellos supuestamente eran cocineros — ninguno sabía cocinar.

Y, saben, ahora no me va mucho mejor.

Pero realmente necesitamos educar.

Tenemos que hacer que las instituciones académicas piensen sobre cómo enseñar a la gente a cocinar de nuevo, porque, por supuesto, no lo hacen — porque hemos tenido comida procesada en las escuelas y en las instituciones durante mucho tiempo.

Necesitamos almuerzos de 40 minutos — la mayoría de las escuelas tiene almuerzos de 20 minutos — y almuerzos a una hora apropiada.

Acaban de hacer un gran estudio, y muchas escuelas empiezan el almuerzo a las nueve o a las diez de la mañana — no es hora de almorzar.

Saben que, es una locura, es una locura lo que estamos haciendo.

Y recuerden, por lo menos tácitamente, es lo que les estamos enseñando a los niños como lo que deberían hacer.

Pienso que si vamos a reparar esto, una de las cosas que necesitamos hacer es cambiar nuestro descuido del National School Lunch Program [Programa Nacional de Almuerzos Escolares].

En vez de estar bajo el USDA, creo que el Programa Nacional de Almuerzos Escolares debería estar bajo CDC.

Si nos pusiéramos a pensar en la comida y en cómo alimentamos a nuestros hijos como una iniciativa de salud y empezamos a pensar en la comida como salud, creo que no tomaríamos perritos calientes con maíz en el almuerzo.

Bueno, nociones básicas de finanzas sobre esto y esto— Estoy concluyendo con asuntos financieros, porque creo que esto es algo que todos tenemos que comprender.

El Programa Nacional de Almuerzos Escolares gasta 8 mil millones de dólares en alimentar a 30 milliones de niños al año.

Ese número probablemente se tenga que duplicar.

La gente dice, «Ay, Dios mío,

¿dónde vamos a encontrar 8 mil millones?

En este país estamos gastando 110 mil millones de dólares al año en comida rápida.

Gastamos 100 mil millones de dólares al año dietas.

Gastamos 50 mil millones de dólares en verduras, razón por la cual necesitamos las dietas.

Gastamos 200 mil millones de dólares al año en enfermedades relacionadas con las dietas, y el nueve por ciento de nuestros hijos sufre de diabetes tipo II — 200 mil millones.

Saben que, cuando hablamos de necesitar 8 mil millones más, no es mucho.

Esos 8 mil millones equivalen a dos dólares y cuarenta y nueve centavos — es la cantidad que el gobierno destina al almuerzo.

La mayoría de los distritos escolares gasta dos tercios de esa cantidad en nóminas y gastos indirectos.

Eso quiere decir que gastamos menos de un dólar al día en comida para nuestros chicos en las escuelas — la mayoría de las escuelas entre 80 y 90 centavos.

En Los Ángeles 56 centavos.

Así que estamos gastando menos de un dólar en el almuerzo.

No sé ustedes, pero yo voy a Starbucks y Pete’s y lugares así, y un Venti latte en San Francisco cuesta cinco dólares.

Un café gourmet, uno, cuesta más — gastamos más en eso de lo que gastamos en alimentar a los chicos durante una semana entera en nuestras escuelas.

¿Saben qué?

Deberíamos estar avergonzados.

Nosotros, como país, deberíamos avergonzarnos de eso — el país más rico.

En nuestro país, son los niños, los que más lo necesitan, los que reciben esta comida malísima.

Son los chicos que tienen padres y abuelos y tíos y tías que ni siquiera pueden pagar el almuerzo escolar los que reciben esta comida.

Y esos son los mismos chicos que van a enfermar.

Esos son los mismos chicos que deberíamos cuidar.

Todos podemos marcar la diferencia — que cada uno de nosotros, no importa si tenemos hijos, si nos importan los niños, si tenemos sobrinas o sobrinos o cualquier cosa — que podemos marcar la diferencia.

Si te sientas a comer con tus hijos, si llevas a tus hijos o a tus nietos, o a tus sobrinas o a tus sobrinos a hacer compras a un mercado agrícola — para probar la comida con ellos.

Siéntate y cuídalos.

Y a nivel macro, estamos en medio de lo que parece ser una campaña presidencial de 19 meses, y de todas las cosas que estamos pidiendo a todos estos líderes potenciales.

¿por qué no pedirles que hagan algo por la salud de nuestros hijos?

Gracias.

https://www.ted.com/talks/ann_cooper_what_s_wrong_with_school_lunches/

 

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